sábado, 4 de abril de 2009
WIKI-PELI. Las Farsas del entretenimiento masivo. Parte dos. (Con incorporación de un o una fan de la Mahou).
Mientras volvíamos sobre el tema nos vino una interferencia “anónima” de un o una fan de la mahou enojado/a que transcribimos por lo de simpática y reveladora que tiene dicha interferencia:
“Para empezar, el masculino se usa como genérico en español. Puede que no estés de acuerdo con ello, pero el que así lo usa no tiene porqué ser machista, idiota o habérsele olvidado. Por otra parte, la Wikipeli no es cine, es una campaña de publicidad de Mahou. Si tú eres quien, con tu larga crítica, le das trato de cine, te desacreditas a ti mismo y a tu blog. Gafapastismo del malo. Vas de guay y te quedas en chachi.”
Entonces y siguiendo con esta “campaña de publicidad de Mahou” que utiliza como medio palabras cinematográficas como peli, corto, director y co-directores, rodaje, cine, para mercantilizar la "herramienta cine" (vaciar de contenido para trasformarlo en mercancía de venta), queremos agregar que justamente era esto a lo que hacíamos referencia con el nombre del artículo, que ahora vemos acertado, claro:“farsas del entretenimiento masivo”. Farsa porque como el comentario de esta persona desenmasacara (se lo agradecemos mucho, si, si) no es Cine, aunque le llamen peli, no es cine aunque le llamen “corto”, no es Cine, aunque promocione que “todos” serán “co-directores”. Serán extrañas coincidencias. El comentario revela entonces que en realidad los espectadores-usuarios serán co-directores de algo que “no es cine”. Es decir, “co-directores de un corto-excusa, que no es un corto”, que es simplemente una campaña publicitaria para vender más cerveza. Algo así como “co-directores de la nada”, pero bueno, esto ya es pura chulería.
Si solo es publicidad ¿para qué utilizan lenguaje cinematográfico? ¿O es que los “profesionales del cine” no saben las complejidades del medio y dicen peli como si hubieran dicho berenjenas?
Justamente, con la ayuda de este comentario (gracias de nuevo) podemos percibir mejor el perverso y vaciado funcionamiento de esta publicidad que fagocita la idea de hacer una película participativa para vender sus cositas. No-descubrimos-absolu-ta-men-te-na-da.
Y eso es lo que nos da por comentar. La rentabilidad mercantil no conoce fronteras. La estructura jerárquica y vertical que pone siempre a famosos y famosas en la cúspide de su delirio para enganchar masivamente a personas cuya única función es ser colgajos humanos que permitan ampliar el espectro expansivo de ventas de su artículo de consumo. Asqueante por donde lo miremos.
La farsa de divulgar un discurso de “co-autoría”, cuando es evidente que es inviable por más que los infantiles spot publicitarios quieran vender payasísticamente que será una peli participada, es algo a lo que estamos acostumbrados, claro.
Parece que basta con decir “es que es una campaña publicitaria” y que estos procedimientos mercantiles son incuestionables y están exentos de utilizar lo que se les venga en gana como contenido o medio con tal de lograr colocarnos más productos.
Pues, pensamos que no. ¿Se puede tener un pensamiento contra-publicitario, suponemos, en este espectacularizado país y ante toda la patochada corporativa empresarial que nos invade? ¿o no?.
La verdad es que llevamos tiempo estudiando y sobre todo utilizando en la práctica la “herramienta cine” con toda su complejidad, en procesos de autoría colectiva, (lo que llamamos en el Cine sin Autor, Sinautoría) y sabemos (por el trabajo en terreno) de lo complejo y desafiante que es un trabajo de esta naturaleza, que tiene varios antecedentes en la historia poco contada del cine. Justo de eso veníamos comentando a propósito de una película participada que se acaba de estrenar en España como Atanarjuat.
Por eso cuando nos encontramos con la farsa de la co-autoría colectiva lo comentamos respetuosamente de la manera en que comenzamos en el artículo anterior: Ja, Ja, Ja...
Sobre todo cuando los listillos “lo venden” como que esta co-autoría es un proceso fácil, instantáneo y posible, desde el arrogante púlpito de las marcas.
Pero no pasa nada por soportar una campaña más en el demencial concierto del corporativismo fagocitador del mercado de consumo.
¡Cómo cansa habitar el universo vaciante y cínico de la publicidad!. Puf.
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Madre mía, y ahora te viene encima la segunda Wikipeli! Ve preparando los improperios...
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