Una de las mayores dificultades que hemos tenido en las películas, es encontrar los mecanismos que posibiliten la emergencia de la narración colectiva como algo diferente de la suma o superposición de narraciones individuales.
En el trabajo actual del CEPA, por ejemplo, los y las jóvenes han empezado a definir los personajes, sus perfiles y ciertos rasgos de las tramas que lo sustentan, muchas veces mezcladas con su propia autobiografía.
Digamos que lo primero que suele aparecer, lógicamente, al abrir la posibilidad de un guión colectivo, es la explicitación de los intereses personales, lo que a cada uno le gustaría contar, o mostrar o representar. De esta manera, lo más común es que las primeras sesiones permitan aflorar una sucesión de intereses individuales.
Los propios debates que hemos tenido en cada experiencia han llevado en algún momento a los participantes a preguntarse qué es lo que uniría ese conjunto de posturas e intereses personales. Pero que haya interés por descubrir lo común no significa que lo común aflore con facilidad. Es necesario establecer explícitamente herramientas y operativas que permitan pasar de una superposición de narrativas individuales a “una verdadera construcción colectiva”.
Una vez puesto sobre la mesa ese bagaje de intereses y propuestas individuales, el proceso debe ofrecer la llave para el tránsito entre el terreno individual cerrado y el terreno de lo común a construir.
Una pregunta clave que descubríamos esta semana mirando el material es: ¿Qué elementos cinematográficos podrían enlazar, conectar, relacionar todos los intereses individuales entre si? ¿Un objeto que aparece en todas las escenas, un personaje, un tema del que todos hablan a lo largo de la secuencia, una historia que busque conectarles a todos, una localización donde siempre se vuelve?
La herramienta metodológica debe ofrecer la posibilidad de pensar en cosas comunes a partir de la profundización de lo individual y no de su negación. ¿Cómo vincular el personaje, el lugar, la trama, los intereses, los temas de cualquiera de los participantes con los de los demás para que produzca una realidad que no le pertenezca a nadie en particular y a la vez atraviese a todos.
El cine, por su riqueza, tiene en sus propios procesos de construcción, muchos elementos que pueden facilitar ese pasaje de lo individual a lo colectivo.
Cualquiera de los elementos constituyentes del cine: un tema, una localización, sus personajes, objetos, lugares, una historia, pueden convertirse en el segundo plano, el colectivo, de una narración.
Pero es bueno resaltar que no se trata de que un grupo de personas se reúnan para construir una historia como un mero entretenimiento, sino una historia que las implique y las atraviese de una manera más profunda, poniendo en juego sus propio mundo de creencias, convicciones, fantasías, sueños, ideología.
En nuestra sesión dos chicas comienzan a dibujar su personaje diciendo: yo seré fulana, vivo con mi novio y me va bien en la vida y otra participante dice, yo soy fulana y tengo problemas familiares serios al punto de que no me hablo con el resto de la familia aunque debo vivir con ellos por mi situación laboral. El relato colectivo no es que estas dos personas comiencen a realizar colaborativamente un relato que les satisfaga, sino, “de qué manera resuelven la relación hasta ahora inexistente entre los dos personajes” sabiendo que los personajes que están comenzando a dibujar, tienen mucho de sus vidas reales.
Ejemplos de elementos que pueden hacer avanzar historias individuales hacia el territorio de una historia común, por citar algunos, podrían ser: a) Una localización (asuntos de espacio) ¿Será que frecuentan el mismo sitio en algún momento? b) Elementos del decorado, ¿podría haber algún objeto significativo que pasa del universo de un personaje al del otro cargándose de sentido simbólico? c) Elementos sonoros: ¿Una frase, una música, un sonido vinculante? d) Elementos visuales: ¿una palabra escrita... un color, el grano de las imágenes ...e) Elementos de la acción escénica: la aparición de un tercer personaje por el cual se vinculan ambas historias... f) Elementos narrativos de segundo nivel, es decir, una historia creada en común para atravesar las realidades individuales.
Sólo por citar algunos ejemplos.
Jean Luc Godard realiza en el año 1972 la película “Tout va bien”, donde pone en escena la toma de una fábrica por un grupo de trabajadores que en el momento de llevarla a cabo sorprenden dentro de ella, a un cineasta y su compañera, una periodista radiofónica americana simpatizante de la izquierda revolucionaria que intentará relatar los hechos.
En un momento, luego de la toma y el secuestro del director, se produce un diálogo entre los trabajadores/as y la periodista una vez que han encerrado el jefe de la fábrica.
Los obreros le preguntan a la periodista:
"¿Va a escribir algo sobre lo que pasa?
Periodista: Voy a intentarlo.
O: Entonces hay que explicarle
P: ¿El qué?
O: No sé, la fábrica...todo.
P: Creo que yo he comprendido el problema. Yo creo
O: Pero no ha preguntado casi nada
P: ¡Ustedes no me dejaron ¡ ¡Y lo comprendo muy bien!
He visto lo que ha pasado
O: Sí…¡pero es más complicado!
¡Habría que hablar de las condiciones de trabajo!
Luego la película sigue con varios testimonios de obreros que cuentan su propia experiencia. Mientras, Godard muestra en imágenes a la reportera y al director convertidos en obreros y trabajando como los demás. Un recurso que parece insinuar que para contar aquello deberían pasar por la vivencia de ser trabajadores de la fábrica.
Cuando las imágenes retoman el diálogo entre los obreros discuten:
-¡No es así!
-¿El qué?
- La manera de contarlo
- ¿Qué tienes en contra?
- Nada. Pero no es así.
-Yo estoy de acuerdo con German…Qué raro que todos estamos en contra de los tíos de la CGT y me parece que estamos hablando como ellos…
- ¡Te has pasado!
- No te enfades …yo digo que si Stacquet les enseñara la fábrica dirían un poco lo mismo, aquí, ahora…
La discusión continúa hasta que la periodista les interrumpe.
Periodista:… "de acuerdo ¿podemos discutirlo ahora?"
Obrero: "Cuando un periodista habla de una fábrica da muchos detalles poco interesantes… como si el tío no supiera que existen estas cosas. Entonces le da lástima…casi llora… pero no cuentan la lucha y cómo las cosas cambian…y lo bien que se siente uno pegando a un cabrón…Los obreros siempre parecen tristes…
En fin …es muy complicado…Estoy hecho un lío."
En una escena posterior, la película muestra a la periodista frente al micro mientras una
voz en off revela su pensamiento conflictuado ante la imposibilidad de contar los hechos que había presenciado más allá de su voz individual. Terminará exclamando entonces:
-Estoy harta....
Quizá sea una cuestión de estilo…
Hay un estilo en la empresa… parece que la misma persona ha pensado y escrito todo…
Pero para hablar de lo que a mí me interesa este estilo no me sirve…
Pero no encuentro otro…
Cada día entiendo menos lo que pasa…
Soy una corresponsal que ya no corresponde a nada…
Godard refleja varias dificultades sobre la veracidad del contar. Se pueden extraer al menos tres afirmaciones de éstas escenas: a) No es veraz narrar individualmente una experiencia que se ha vivido colectivamente. b) la suma de relatos individuales es insuficiente para construir un relato que debe implicar la visión de un grupo de personas. 3) Una voz externa a los propios sujetos que quieren contarse también es insuficiente.
Volviendo a nuestra experiencia, lo que hay que remarcar es el hecho de que el cine ofrece con gran facilidad, una extensa y variada gama de recursos que permitirían pasar del relato individual al colectivo como a un territorio que se construye por inclusión, implicación, atravesamiento de las realidades individuales y no cómo mero ejercicio especulativo de narración en común.
Crear colectivamente cine, supone en nuestra experiencia, asumir las realidades individuales en juego en toda su complejidad y lanzarse en la búsqueda o la invención de universos comunes con los medios que el cine ofrece, que reiteramos, son muchos y muy variados.
Una persona que expone sus intereses, sus temas, sus lugares, su mundo que mostrar, esté éste pegado a su vida real o totalmente inventado, es en sí, un universo real y simbólico en juego, universos humanos, complejos e intrigantes, oscuros y fascinantes. La construcción de un mundo colectivo si quiere cargarse de sentido profundo, debe justamente surgir de esos universos humanos en juego encontrando o fabricando la sustancia de lo común. El cine debe aprender ese camino de la espera, del diálogo calmado, de la inclusión de los demás con sus diferentes mundos. Debe permitir ser esa extraña secuencia de imágenes y sonidos que creamos como ensayo de una realidad en la que deberían tener cabida todos los mundos individuales sin exclusión. Con la excusa de una película y aunque solo sea en el corto tiempo en el que lo vivamos (no solo en el que lo veamos) el cine debe permitirnos experimentar nuestros propios espacios de utopía.
En el trabajo actual del CEPA, por ejemplo, los y las jóvenes han empezado a definir los personajes, sus perfiles y ciertos rasgos de las tramas que lo sustentan, muchas veces mezcladas con su propia autobiografía.
Digamos que lo primero que suele aparecer, lógicamente, al abrir la posibilidad de un guión colectivo, es la explicitación de los intereses personales, lo que a cada uno le gustaría contar, o mostrar o representar. De esta manera, lo más común es que las primeras sesiones permitan aflorar una sucesión de intereses individuales.
Los propios debates que hemos tenido en cada experiencia han llevado en algún momento a los participantes a preguntarse qué es lo que uniría ese conjunto de posturas e intereses personales. Pero que haya interés por descubrir lo común no significa que lo común aflore con facilidad. Es necesario establecer explícitamente herramientas y operativas que permitan pasar de una superposición de narrativas individuales a “una verdadera construcción colectiva”.
Una vez puesto sobre la mesa ese bagaje de intereses y propuestas individuales, el proceso debe ofrecer la llave para el tránsito entre el terreno individual cerrado y el terreno de lo común a construir.
Una pregunta clave que descubríamos esta semana mirando el material es: ¿Qué elementos cinematográficos podrían enlazar, conectar, relacionar todos los intereses individuales entre si? ¿Un objeto que aparece en todas las escenas, un personaje, un tema del que todos hablan a lo largo de la secuencia, una historia que busque conectarles a todos, una localización donde siempre se vuelve?
La herramienta metodológica debe ofrecer la posibilidad de pensar en cosas comunes a partir de la profundización de lo individual y no de su negación. ¿Cómo vincular el personaje, el lugar, la trama, los intereses, los temas de cualquiera de los participantes con los de los demás para que produzca una realidad que no le pertenezca a nadie en particular y a la vez atraviese a todos.
El cine, por su riqueza, tiene en sus propios procesos de construcción, muchos elementos que pueden facilitar ese pasaje de lo individual a lo colectivo.
Cualquiera de los elementos constituyentes del cine: un tema, una localización, sus personajes, objetos, lugares, una historia, pueden convertirse en el segundo plano, el colectivo, de una narración.
Pero es bueno resaltar que no se trata de que un grupo de personas se reúnan para construir una historia como un mero entretenimiento, sino una historia que las implique y las atraviese de una manera más profunda, poniendo en juego sus propio mundo de creencias, convicciones, fantasías, sueños, ideología.
En nuestra sesión dos chicas comienzan a dibujar su personaje diciendo: yo seré fulana, vivo con mi novio y me va bien en la vida y otra participante dice, yo soy fulana y tengo problemas familiares serios al punto de que no me hablo con el resto de la familia aunque debo vivir con ellos por mi situación laboral. El relato colectivo no es que estas dos personas comiencen a realizar colaborativamente un relato que les satisfaga, sino, “de qué manera resuelven la relación hasta ahora inexistente entre los dos personajes” sabiendo que los personajes que están comenzando a dibujar, tienen mucho de sus vidas reales.
Ejemplos de elementos que pueden hacer avanzar historias individuales hacia el territorio de una historia común, por citar algunos, podrían ser: a) Una localización (asuntos de espacio) ¿Será que frecuentan el mismo sitio en algún momento? b) Elementos del decorado, ¿podría haber algún objeto significativo que pasa del universo de un personaje al del otro cargándose de sentido simbólico? c) Elementos sonoros: ¿Una frase, una música, un sonido vinculante? d) Elementos visuales: ¿una palabra escrita... un color, el grano de las imágenes ...e) Elementos de la acción escénica: la aparición de un tercer personaje por el cual se vinculan ambas historias... f) Elementos narrativos de segundo nivel, es decir, una historia creada en común para atravesar las realidades individuales.
Sólo por citar algunos ejemplos.
Jean Luc Godard realiza en el año 1972 la película “Tout va bien”, donde pone en escena la toma de una fábrica por un grupo de trabajadores que en el momento de llevarla a cabo sorprenden dentro de ella, a un cineasta y su compañera, una periodista radiofónica americana simpatizante de la izquierda revolucionaria que intentará relatar los hechos.
En un momento, luego de la toma y el secuestro del director, se produce un diálogo entre los trabajadores/as y la periodista una vez que han encerrado el jefe de la fábrica.
Los obreros le preguntan a la periodista:
"¿Va a escribir algo sobre lo que pasa?
Periodista: Voy a intentarlo.
O: Entonces hay que explicarle
P: ¿El qué?
O: No sé, la fábrica...todo.
P: Creo que yo he comprendido el problema. Yo creo
O: Pero no ha preguntado casi nada
P: ¡Ustedes no me dejaron ¡ ¡Y lo comprendo muy bien!
He visto lo que ha pasado
O: Sí…¡pero es más complicado!
¡Habría que hablar de las condiciones de trabajo!
Luego la película sigue con varios testimonios de obreros que cuentan su propia experiencia. Mientras, Godard muestra en imágenes a la reportera y al director convertidos en obreros y trabajando como los demás. Un recurso que parece insinuar que para contar aquello deberían pasar por la vivencia de ser trabajadores de la fábrica.
Cuando las imágenes retoman el diálogo entre los obreros discuten:
-¡No es así!
-¿El qué?
- La manera de contarlo
- ¿Qué tienes en contra?
- Nada. Pero no es así.
-Yo estoy de acuerdo con German…Qué raro que todos estamos en contra de los tíos de la CGT y me parece que estamos hablando como ellos…
- ¡Te has pasado!
- No te enfades …yo digo que si Stacquet les enseñara la fábrica dirían un poco lo mismo, aquí, ahora…
La discusión continúa hasta que la periodista les interrumpe.
Periodista:… "de acuerdo ¿podemos discutirlo ahora?"
Obrero: "Cuando un periodista habla de una fábrica da muchos detalles poco interesantes… como si el tío no supiera que existen estas cosas. Entonces le da lástima…casi llora… pero no cuentan la lucha y cómo las cosas cambian…y lo bien que se siente uno pegando a un cabrón…Los obreros siempre parecen tristes…
En fin …es muy complicado…Estoy hecho un lío."
En una escena posterior, la película muestra a la periodista frente al micro mientras una
voz en off revela su pensamiento conflictuado ante la imposibilidad de contar los hechos que había presenciado más allá de su voz individual. Terminará exclamando entonces:
-Estoy harta....
Quizá sea una cuestión de estilo…
Hay un estilo en la empresa… parece que la misma persona ha pensado y escrito todo…
Pero para hablar de lo que a mí me interesa este estilo no me sirve…
Pero no encuentro otro…
Cada día entiendo menos lo que pasa…
Soy una corresponsal que ya no corresponde a nada…
Godard refleja varias dificultades sobre la veracidad del contar. Se pueden extraer al menos tres afirmaciones de éstas escenas: a) No es veraz narrar individualmente una experiencia que se ha vivido colectivamente. b) la suma de relatos individuales es insuficiente para construir un relato que debe implicar la visión de un grupo de personas. 3) Una voz externa a los propios sujetos que quieren contarse también es insuficiente.
Volviendo a nuestra experiencia, lo que hay que remarcar es el hecho de que el cine ofrece con gran facilidad, una extensa y variada gama de recursos que permitirían pasar del relato individual al colectivo como a un territorio que se construye por inclusión, implicación, atravesamiento de las realidades individuales y no cómo mero ejercicio especulativo de narración en común.
Crear colectivamente cine, supone en nuestra experiencia, asumir las realidades individuales en juego en toda su complejidad y lanzarse en la búsqueda o la invención de universos comunes con los medios que el cine ofrece, que reiteramos, son muchos y muy variados.
Una persona que expone sus intereses, sus temas, sus lugares, su mundo que mostrar, esté éste pegado a su vida real o totalmente inventado, es en sí, un universo real y simbólico en juego, universos humanos, complejos e intrigantes, oscuros y fascinantes. La construcción de un mundo colectivo si quiere cargarse de sentido profundo, debe justamente surgir de esos universos humanos en juego encontrando o fabricando la sustancia de lo común. El cine debe aprender ese camino de la espera, del diálogo calmado, de la inclusión de los demás con sus diferentes mundos. Debe permitir ser esa extraña secuencia de imágenes y sonidos que creamos como ensayo de una realidad en la que deberían tener cabida todos los mundos individuales sin exclusión. Con la excusa de una película y aunque solo sea en el corto tiempo en el que lo vivamos (no solo en el que lo veamos) el cine debe permitirnos experimentar nuestros propios espacios de utopía.
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