domingo, 11 de abril de 2010

Guión inmerso. Del cine como vehículo de historias. Anonimato al primer plano.


Pongamos que  una película comienza con el plano de una señora española mayor de nombre Angelines,  a punto de embarcar en el aeropuerto de Barajas mientras se anuncia la salida del vuelo con destino al aeropuerto de Amman, Reina Alia, Jordania, en el verano del 2010. 
Digamos que el siguiente es un primer plano de esa señora en el avión mientras suena una voz de mujer, la de ella, que dice : ¿Es que estaré soñando? No me puedo creer lo que me está pasando... no me puedo creer que mi marido haya decido casarse ahora con otra mujer?...
Pongamos que la segunda escena nos ubica en otro avión que transporta un envío de medicamentos, en tiempos de Felipe González, en los preparativos de la Guerra del Golfo, en el mismo aeropuerto de la capital jordana mientras una mujer joven (una actriz que se parece a esta señora con menos edad) sube de prisa a ese avión con sus dos hijos de la mano en un vuelo que significa su regreso a España luego de 10 años de vida en Jordania. 
Digamos que escapa. 
Digamos que esa mujer estuvo casada más de 20 años con un palestino con el que vivió una década en Montreal y otra en Jordania.
Digamos que la mujer joven que sube al avión, se escapa de Jordania porque su marido,  influenciado por su familia y entorno musulmano, decidió adoptar las costumbres de allí, tener más de una mujer y casarse con otra, manteniendo su matrimonio con Angelines. Digamos que además le prohíbía salir con sus hijos y le escondió los pasaportes hasta que un día ella los encontró y sin decir nada esperó largamente el momento oportuno para poder utilizarlos en su huida.
Pongamos que el primer plano con que abríamos el film es el viaje que luego de muchos años, hace Angelines con una amiga y dos tipos más para volver a ver Amman y Petra y visitar a aquel marido del que escapó.
Agreguemos que toda la tensión de la película va dirigida al increíble y postergado momento del encuentro entre este marido palestino y ella, que dejaron de hablarse por años hasta el día en que él comenzó a llamarla de nuevo interesado por su situación y con quien habla ahora todas las semanas.
Terminemos diciendo que la historia acaba con el encuentro de ambos, que carece de toda carga emocional, que se encuentran con toda calma, que la escena ni siquiera es tensa porque por lo menos para Angelines, aquel reencuentro no significa ya nada.
Pongamos que de alguna de estas cosas tenemos fotografías y algunos vídeos que un hijo de Angelines recogió de ciertos lugares en una visita reciente que hizo con su novia para conocer a su padre. 
¿Qué nos falta? Ah, sí. ¿Quienes eran esos tipos que acompañaban a Angelines en el primer plano de la película? 
Ah, es que no dijimos que de repente hay otras escenas en donde Angelines conversa con uno de los acompañantes, mientras el otro graba con una cámara como si fuera un documentalista de su viaje. Bueno, tampoco habíamos dicho que hay otros pasajes de la película en donde Angelines oficia como directora de escena dándole instrucciones a la actriz joven y a estos dos realizadores (bueno, si, son realizadores de cine) de cómo deben representar las situaciones, cuales son los recorridos reales que hacía, los gestos,  los sentimientos, los lugares significativos que deberían capturar para acercarse a sus recuerdos.
En fin, sí, seamos honestos y digamos que el jueves pasado estuvimos, los dos realizadores que aparecerían en esta hipotética película, en casa de Angelines, una vecina que vive desde hace dos años en nuestro barrio de Tetuán. Que estuvimos conversando y grabando su historia para ver como el domingo rodamos material para reconstruir al menos una parte de ella y compartirla el 16 en una sesión de visionado más de Cine sin Autor con otras personas.
No viajaremos a Jordania, en principio, aunque nos salta la duda y nos queda el ímpetu de acompañarla en ese viaje que posiblemente haga este verano, o más adelante. Porque todo lo que contamos es el propio relato de esta vecina de Tetuán con la que ingenuamente fuimos a preparar lo que grabar el domingo, pensando en su casa, sus recorridos por el barrio o lo que quisiera mostrar, hasta que le hicimos la pregunta: ¿qué debería aparecer en un film que representara tu vida?
Y entonces apareció este extenso y fascinante relato sobre su historia.  Después de ver sus fotos, de conversar, de escucharle leer un relato con un texto sencillo e impecable sobre aquel momento de la huida para un taller de escritura donde acude, salimos de su casa imaginando esta película que hemos boceteado.
Quienes la vean pasar por las calles del barrio, no sabrán su historia. Solo es una persona más de las tantas anónimas que vemos y que somos. Pero también sabemos que cualquier persona tiene historias interesantes por más que creamos que esas historias solo las puede contar el cine o la literatura de los creadores. Sabemos que eso es también la mentira hegemónica.
No tenemos presupuesto para hacer el viaje a Jordania por ahora, pero esta mujer, la primera con la que nos sentamos a profundizar un poco más para crear su representación con mayor precisión, para compartirla más gente en la asociación, nos plantea, una vez más, desafíos cinematográficos en principio inalcanzables dadas nuestras condiciones de presupuesto y producción. Nos gustaría reproducir su vida de allí incluso con gente que represente aquella vida que tuvo y convertirla por unas semanas en directora de cine, directora de nuestro trabajo.  Serían unas semanas exitantes en que le permitiríamos revivir cosas, reacomodarlas en su memoria, conocer sus lugares, conocerla más. Sabemos que es difícil pero no nos privamos de pensar que el cine que pensamos debería permitirlo.
Buscaremos, por ahora, otras maneras más artesanales que sean efectivas para realizar el trabajo. Claro. 
La sinopsis que planteamos son ideas sueltas y algunas, incluso, se las comentamos a Angelines misma la tarde del jueves y hasta le parecían abordables. Nos ofreció incluso sitio en Jordania para quedarnos si fuésemos allí.
Nos contaba además que conocía a muy poca gente del edificio y del barrio. Su vida está en un segundo plano en lo social como la mayoría de nuestras vidas. El cine que hacemos nos ofrece la posibilidad no solo de registrar este momento de su vida, de grabar su voz y su relato, de recuperar esos álbumes de fotos de los que le pedimos que extrajera aquellas que le supongan más carga de historia e intensidad emocional, sino que nos ofrece la posibilidad de elaborar un retrato sobre ella que podremos llevar a una reunión con otros vecinos que podrán conocer su historia y compartirla. 
Callarnos la boca y escuchar, poner nuestro saber cinematográfico al servicio de historias cualquiera, colectivizar el montaje y debatirlo, romper con el automatismo autoral, nos sigue abriendo posiblidades y caminos. Quién sabe si en un futuro próximo, dos tipos del Cine sin Autor de Tetuán, no estén bajando en el aeropuerto jordano de Amman con Angelines para grabar asuntos surgidos de la memoria de su vida. ¿Quién sabe? El cine siempre nos ha dado la posibilidad de soñar y de inventarnos.  ¿Cuánto es que cuesta un pasaje a Jordania....?

1 comentario:

  1. VOLAR CUESTA DINERO, ES VERDAD PERO SOÑAR ..ES GRATIS!!!
    GRACIAS POR COMPARTIR LOS SUEÑOS.

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