domingo, 24 de mayo de 2009

Apunte sobre Jonathan Rosenbaum. ¿Donde está el cine?.




Reflexionando sobre este asunto del Fin del Cine, venimos hurgando sobre otros comentarios y críticos que se acercan al tema.
Leemos el libro editado por la editorial Uqbar, Las Guerras del Cine de Jonathan Rosenbaum y encontramos un artículo que se titula: ¿Está verdaderamente muerto el cine ?.
El crítico estadounidense reflexiona a partir de 5 textos (de Susan Sontag, David Thomson, David Denby , J.L. Godard) que hacen referencia a esta posible decadencia del cine.
Rosenbaum desarrolla en el artículo una lúcida relativización o puesta bajo sospecha sobre estas declaraciones , dejando clara la dificultad y las limitaciones que suponen afirmaciones como éstas ya que implicarían siempre un conocimiento serio en calidad y cantidad, de todo el cine hecho, que permitiera declarar su decadencia o su final. Empresa obviamente imposible para cualquier, incluso, estudioso del cine.
Es interesante ver también como el autor desmenuza la trayectoria de alguna de estas declaraciones para ver su gestación y sus variaciones, según las revistas donde eran publicadas y los sutiles condicionamientos de las mismas.
El cine es visto como el conjunto de películas hechas a lo largo de su historia y por tanto es lógico que desemboque en este tipo de pensamientos. La muerte del cine en este caso se responde a través de si hoy existen las grandes obras y los grandes maestros o no, a través de la encarnación del cine que puede suponer una figura como la de Godard, o a través de la crítica a esa autorreferencialidad de ciertos autores que olvidan siempre en sus reflexiones parte del cine que desconocen.
Rosenbaum deja hábilmente la idea de que aún nos queda por ampliar los umbrales de la crítica cinematográfica porque aún queda por descubrir mucho del cine, incluso del más antiguo, que nunca llega a circular lo suficiente para que se le conozca.
Por nuestra parte, sin embargo, creemos que la decadencia del cine tal como lo conocimos no se reactivaría aunque lleguemos a un hipotético caso de conocimiento y análisis de todas sus películas.
Desde nuestra exploración creemos que el Fin de aquel Cine se debe al Fin de su eficacia transformadora por su forma de producirse, gestionarse y exhibirse.
Si dejamos de entenderlo solo como ese conjunto inabordable de las películas hechas a lo largo de su historia, (que no nos libera, de la responsabilidad de estudiar y ver el todo el cine hecho que nos sea posible), quizá nos deje de ser útil preguntarnos si aquel Cine sobre el que se ha elaborado la crítica y la historia escrita, ha muerto o no.
Nos queda siempre la sensación de que el cine se escapa arbitrariamente a todo encorsetamiento u análisis. Nos queda la certeza de que hay un tipo de Cine que por su forma de producirse ya no puede proporcionarnos efectos de transformación social, emocional, cultural y reflexiva efectiva y que ha muerto porque ha caducado su forma de hacerse. Nos queda, del artículo de Rosenbaum, la idea de una crítica que navega, acertando a veces y naufragando otras en las aguas de un cine movido por intereses más complejos, bajos y ocultos.
Un último y curioso apunte. La cita de Godard que Rosenbaum utiliza dice: “Aún hoy miro las películas del mismo modo en que lo hacía (en los tiempos de la Nouvelle Vague), pero sé que no es exactamente el mismo mundo. Incluso si entramos al cine del mismo modo, no salimos del mismo modo... Pregunta: ¿qué habrá cambiado?”
30 años antes de esta cita, el personaje Paul (Jean Pierre Laud) del film Masulino-Femenino de Godard, reflexionaba frente a la pantalla de cine de esta manera: “Íbamos a menudo al cine, la pantalla se encendía y nos estremecíamos. Pero casi siempre nos decepcionaba... Estábamos tristes, no era la película de nuestros sueños, no era la película total que cada uno lleva dentro, esa película que queríamos hacer y más secretamente, sin duda, que queríamos vivir”.
Nos preguntamos como Paul frente ha este estado de lo cinematográfico, un poco confundidos frente al escaparate virtual de las Imágenes de hoy: ¿cómo hacer esas películas que vemos necesario hacer y mas secretamente, que queremos vivir?
Quizá nos debemos contestar como se contestó Godard en los 60: haciéndolas con la mayor libertad y honestidad que podamos... aunque no lo consigamos más que de a ratos...

lunes, 18 de mayo de 2009

¡¿Cómo hacer un cine colectivo en mitad de una red social en constante descomposición?!


El domingo por la tarde estuvimos visionando 30 minutos de debates de los y las jóvenes con las que estamos haciendo el proyecto de Cine sin Autor en Humanes y pensando una vez más cómo continuarlo. Justo a la noche, vemos que el viernes pasado, Klaudio, uno de los jóvenes, escribió en el foro que tenemos que ha encontrado un trabajo que por el horario le impedirá seguir y dice con su gramática de foro, “ en principio me despido de la peli... spero encontrar otro trabajo ya que ste curro no me convence muxo, y aber si consigo mejor horario ... Bueno un saludo pa toda la gente de la PeLi!!!!
Y nos quedamos pensando en él. Y también en Mohamed, otro de los chicos que nos llamó aparte hace casi dos meses, para decirnos que contáramos con él, que deseaba seguir pero que el trabajo que había conseguido le impedía continuar. Curiosamente en la sesión siguiente apareció su hermano. Casi lo entendimos como un intento de continuidad, una prolongación de su interés. Pero tampoco su hermano continuó.
Y nos quedamos pensando en él. Y en este estado social de amenaza constante. Los y las jóvenes acogieron el proyecto con gran ilusión, con muchas ganas y entusiasmo. Hemos compartido momentos realmente intensos de trabajo. Con gran alegría además.
Siempre decimos que el Cine sin Autor lo entendemos también como una “circunstancia social de creación”. Creamos una crisis de lo normal para iniciar desde ella una creación sin jerarquías y con libertad, algo sencillo pero diferente. Y lo hacemos a través de un proceso de película.
Justamente cuando analizamos el material que hemos ido creando con ell@s, hemos comentado que hay muchos temas de su realidad que no salen en la ficción y las propuestas de guión que han hecho.
Pero a raíz de su problemática social, vemos que una vez más nos equivocamos de mirada. No se trata solamente de que expliciten o no en su ficción, los problemas que atraviesan sus vidas. El encontrar un trabajo precario, sea el que sea, que no ha aparecido como tema de sus propuestas, se hace repentinamente evidente en nuestra película pero no porque el guión lo explicite sino directamente, porque su situación de precariedad les impide seguirla. Los saca de ella. Así, de repente.
El disfrute que les ha proporcionado el proyecto, la ilusión, la explosión de ideas, el sentimiento de estar rodando un film, los encuentros, las risas, la colaboración espontánea, las discusiones acaloradas, los abrazos y besos entre toma y toma, los gritos, la exitación, el descojone ante cada toma fallida, el agarrar las cámaras, el caos, el cargar los trípodes... un universo de detalles que han vivido para crear apenas unos minutos de ficción, se esfuma en esa frase de Klaudio: “en principio me despido de la peli”. Lo normal.
Lo normal: que los espacios sociales gratuitos de creación, se esfumen ante la densidad y crudeza de lo real. Lo normal: que el trabajo inerte llame a sus filas. Lo normal: que tú, chaval, dejes lo que estés haciendo por más excitante que sea, por más ilusionado que estés para disolverte en la gran maquinaria de la nada. Lo normal.
Así que andamos pensando, que a lo mejor no se nos antoja aceptar lo normal. Que a lo mejor agarramos las cámaras y vamos a ver qué pasa con los chavales que se han ido. A lo mejor no se nos antoja aceptar que la ilusión de crear que se ha despertado en el grupo se agote por las incidencias de trabajos de mierda. A lo mejor aparecemos en las casas de quienes nos han tenido que abandonar para que se sigan contando desde su situación. A lo mejor no nos tragamos la frustración con pasividad. A lo mejor el Cine que estamos haciendo tiene esto, que nos permite elaborar la rabia y sublevar las cosas. Es muy posible.
Klaudio se ha apoderado en las últimas sesiones de una de las cámaras y suele poner orden en la grabación de las escenas. A veces no lo escucha nadie cuando grita: Acción. Pero lentamente logra callarnos. Quizá ahora esa palabra signifique otra cosa. Acción. Acción. Acción... Acción...para ver si tenemos la honestidad de movernos hacia él. Casi seguro.

domingo, 10 de mayo de 2009

CsA en la Asociación Ventilla del barrio madrileño de Tetuán. Constataciones.



El viernes 25 de abril se organizó en el barrio de Tetuán la Primer Sesión de Cine sin Autor que venía preparando Daniel Goldmann con gente del lugar.
Con dudas, como siempre por lo que supone recorrer nuevos caminos. Alrededor de cuarenta personas de diferentes edades se acercaron a la Asociación para ver el “documental sobre Tetúan”. Esa era su expectativa.
Algunos temíamos defraudar porque lo que Dani presentaría allí no era exactamente un Documental sobre el barrio sino una pieza de Autor de casi 15 minutos, fragmentaria, con cinco capítulos: El Capital, Movimiento, Migraciones, Vida y Natural. Cada uno consistía en una sucesión de imágenes representativas del barrio que Dani ha ido recogiendo y mezclando muy minuciosamente durante los últimos meses. Con una estética muy personal, rozando el videoarte en algunos momentos, algunos pensábamos que defraudaría un poco a las personas menos acostumbradas a este tipo de piezas.
No fue así. Dani planteo en el previo al visionado que no era una exhibición de una obra, sino el comienzo de un trabajo que él quería sinautorar, es decir, hacer colectivo y participativo. Creemos que eso predispuso a los y las participantes de manera diferente para ver el Documento y que entendieron que no se trataba de solo ver, sino de intervenir la imagen.
La mayoría de las personas se quedaron al debate de ideas posterior al visionado. Fue una hora de reunión donde pudimos recoger 24 propuestas de guionización.
Algunas Constataciones:
a) Se nos hace cada vez más habitual provocar con los Documentos Fílmicos, debates colectivos, incluso entre gente que no se conocía. Hay un camino de creación de red social posible a través de una práctica como ésta que debemos explorar más.
b) Una pieza de Autor sirve para originar un proceso de creación colectiva si el autor decide el camino de la creación Sinautoral.
c) La estética de la pieza puede ser de cualquier índole porque el rol pasivo del espectador o espectadora habitual, se rompe en el pre-visionado cuando el Documento Fílmico no se presenta como algo a contemplar si no como algo a intervenir críticamente y sin limitaciones.
d) Las personas, ante un espacio de Vacío Autoral, reaccionan positiva y propositivamente. Sí. Ofrecen sugerencias y apreciaciones que generalmente parten de su vida, su visión y su experiencia.
c) El Autor o Autora gana riqueza ya que comienza presentando su pieza individual, pero acaba con una cantidad de ideas nuevas porque hay muchas propuestas que jamás las hubiera pensado sola. Gana también la propia película en marcha tanto en protagonistas como en escenarios posibles. La gente invita a veces a grabar sus propios sitios, recorridos, intereses, situaciones. Las personas ganan una posibilidad que se les presenta de repente de ser parte de una película en proceso, habitarla con su vida, integrar sus asuntos.
d) En la Asociación Ventilla Almenara se crearon posibles lazos entre los vecinos y vecinas con las responsables de la asociación, que el Sinautor debe seguir cuidadosamente estimulando como posible red social. Se han colgado en la web http://sinfoniatetuan.blogspot.com/del proyecto las distintas sugerencias con la fotografía de quién aportó la idea para que puedan rastrearse y reencontrarse.
e) Se crea una responsabilidad con la palabra dicha en el debate por parte de las personas porque el Sinautor volverá sobre la sugerencia e intentará materializarla pero en co-autoría con ella, tratando de profundizar en lo que esa persona sugirió, en el por qué de su propuesta.
f) El tipo de Sinautoría que va apareciendo en Tetuán obliga a que la obra vaya tomando una estética fragmentaria, de pequeñas piezas en la que cada una de los o las vecinas vayan apareciendo con su intervención y protagonizando (o coordinando) su propuesta. No ha habido, en este caso, ninguna sugerencia de quitar algo del Documento. Todas las propuestas que escuchamos sumaban, completaban carencias.
Ahora nos queda mucho trabajo y exploración por delante con Sinfonía Tetuán. En principio, una pieza autoral de 15 minutos, se ha multiplicado por 24 fragmentos más que hay que filmar, crear e integrar en un nuevo montaje con el que esperamos volver a reunirnos con vecinos y vecinas del barrio.
Un paso más.

sábado, 2 de mayo de 2009

Cine Inmerso. Apuntes 2. La Ley impensable del Cine en un país del puro cachondeo


Nos cansamos de escuchar el discurso infantil de la crisis del cine español y tenemos que soportar a los acomodados de la industria cultural, los profesionales del pequeño reducto oficial, quejarse como si la producción audiovisual y cinematográfica estuviera en peligro cuando lo único en peligro es su güeto privilegiado vinculado a las productoras e industria cinematográfica del Viejo Orden. ¡Panda de ridículos con sus tertulias televisivas egocéntricas y autocomplacientes!

¡Pero si la producción cinematográfica nunca ha estado más viva y más diversa!

En mitad del estallido de formatos y mutaciones tecnológicas de toda índole, cuando hasta las propias corporaciones están promoviendo festivales de cine hecho con móvil, cuando hay una producción efervescente de películas digitales de todo tipo y tamaño, cuando vivimos en medio de "videos-clicks" de duración y estética cualquiera, repasamos la propia ley del cine del 2007, el texto mental con que el Estado piensa sobre el asunto cine y nos resulta un pesado dinosaurio que no hace más que buscar definir cómo alentar, proteger y subvencionar a la misma industria de siempre con las mismas prácticas de siempre.
No tenemos espacio aquí para explayarnos pero la ley intenta regular y fomentar al “sector” (creadores, productores, personal técnico y artístico, industrias técnicas, distribuidores, exhibidores y empresas videográficas).
Al mismo tiempo que define, creemos que limita y excluye. Si hay un sector definido, hay un afuera del sector que no entra en el amparo de la ley, es decir, que no es considerado por el estado como potencial o efectivo sujeto productor de obras y cultura audiovisual digno de ser apoyado.

Citemos solo un ejemplo. En su Capítulo 1, Disposiciones Generales, artículo 4, en su apartado de Definiciones nos encontramos con una serie de codificaciones de lo que la Ley entiende como formatos: Película Cinematográfica, Otras obras audiovisuales, Largometraje, Cortometraje, Película para televisión, Película española, Serie de Televisión, etc...
Nos hace pensar en una especie de conceptos arcaicos referidos, obviamente a las formas de producción de la industria. Un texto que ya establece, entonces, un dentro y fuera de la Ley. Que si tiene una duración de sesenta minutos o superior, que si formato 70 mm, que si 8 perforaciones por imagen, que si personal creativo, que si operador de televisión, que si sala de exhibición como local o recinto abierto al público mediante precio.... uf...

Los/as afuera de la ley, la gente común, podrían merecer alguna vez un espacio de fomento y aliento para sus producciones.
Vamos a detenernos un momento de una manera propositiva. La definición que se ofrece como Película cinematográfica dice: Toda obra audiovisual, fijada en cualquier medio o soporte, en cuya elaboración quede definida la labor de creación, producción, montaje y posproducción y que esté destinada, en primer término, a su explotación comercial en salas de cine. Quedan excluidas de esta definición las meras reproducciones de acontecimientos o representaciones de cualquier índole.
"En primer término destinadas a su explotación comercial", dice. Es decir que una producción destinada a otra cosa ¿no es amparable para un Estado democrático- delirante - irrepresentativo y de cachondeo capitalista? Sí, ya lo sabemos, no lo es.
Cambiemos el texto de la ley. Por ejemplo. Si la definición de película pasara a ser:
Definimos como película a toda obra audiovisual que provenga de y genere procesos sociales en su forma de producción y siempre que en dicho proceso se fortalezcan las redes sociales, políticas, culturales y emocionales de los lugares específicos donde se pongan en práctica estas experiencias de película.
Y (ya que estamos) podría decir: El estado apoyará preferentemente este tipo de obras colectivas nacidas de asociaciones e instituciones locales, grupos organizados para ese fin, escuelas, casas de cultura, etc. gestionadas por vecinos y vecinas de cada localidad que trabajen de forma horizontal con profesionales del cine y la creación audiovisual.
Otro apartado podría dejar una posibilidad de apoyo al Antiguo Cine Individualista, para que no desaparezca:
El texto podría decir El Estado apoyará solo en menor medida a aquellas creaciones que no generen en su producción procesos sociales y culturales como los mencionados y que solo busquen el comercio rentable y la mercantilización de las obras.
Podría, incluso, establecer un perfil de lo que es una obra de tipo individualista que solo busca beneficiarse del cine tratándolo como negocio para saber de qué estamos hablando.
Si esto fuera realidad y no ficción, quizá empezaríamos a ver a la gente interesada en la producción audiovisual imaginando proyectos colectivos para obtener los beneficios del apoyo que ofrece el Estado español. Quizá, veríamos a profesionales del “sector” imaginando maneras de trabajar en conexión con grupos de personas, instituciones, asociaciones... diseñando laboratorios y talleres barriales permanentes para producir films que necesitarían siempre de grupos reales para su creación, etc.
¡Sí, claro! Muchos exclamarían: ¡Que el capital nos ampare y la virgen de las hipotecas nos proteja! Pero bueno, no se puede contentar a todo el mundo.
Pero es cierto que no le podemos pedir a un partido socialista que haga estas cosas. Sería absurdo, claro. Al PP tampoco, obviamente. Y al resto de los chiringuitos políticos menos. Así que no nos queda más remedio, a los que buscamos que el Cine genere procesos políticos, redes sociales, vínculos emocionales diferentes, rentabilidad de distribución colectiva y otros etcéteras, que hacerlo fuera del texto de la Ley y del amparo de nuestro glorioso Estado español.
No, si al final terminaremos como el chico de Salvaje Inocencia, de Philipe Garrel, que acabó haciendo su película contra la droga con dinero negro del narcotráfico internacional.
En fin, de todas maneras seguiremos con nuestras pequeñas cámaras haciendo nuestras películas y contribuyendo discretísimamente a que este sistema en descomposición reviente de una vez.

Por ahí seguiremos.