El viernes nos visitó un señor bastante mayor (omitiremos el nombre) que apareció en nuestro estudio y desde la puerta nos interpeló: ¿por qué “sin autor”?.
Una vez que le invitamos a sentarse y empezar a hablar le preguntamos si era cineasta.
- Si -, contestó austeramente como si no le interesara hablar de ello.
Al final resultó que nuestro visitante lleva toda su vida trabajando en publicidad y televisión. Digamos que es un trabajador de muchos años del sector oficial de la producción. A lo largo de la charla nos mencionaba a directores de cine de los más conocidos recordando cómo entre película y película, muchos de ellos, en sus comienzos, acudían a él para trabajar en su productora haciendo anuncios.
Es que ésto de “sin Autor”... repetía cada poco tiempo, cómo si le costara asimilarlo. Según su relato, incluso había hablado con algunos de sus colegas antes de venir comentándoles que había visto el nombre de Cine sin Autor en Matadero pero todos le habían contestado con un contundente “no me interesa”. Al menos así lo relató.
“Es que el Cine, decía, es un negocio basado justamente en el Autor, si quitan esto, no hay quien vaya a invertir en algo así, es imposible”.
Pero su tono no era censurador sino respetuosamente abierto. Charlamos por casi dos horas. Nos escuchaba cada explicación con suma atención.
Mas cerca del final comentó:“Me parece bueno que ustedes estén en un lugar como este. Es un espacio para el debate. Seguro que hablaré de ésta investigación que están haciendo y me gustaría que vinieran aquí fulano y mengano...” (nombres de directores que no vienen al caso”.