
No son pocas las veces que no alcanzamos nuestros objetivos. Las razones son de muy variada especie. La intención social-productiva que nos proponemos en la Fábrica de Cine sin Autor está embarazada de una alta complejidad así como de una alta potencia.
Los años anteriores nos han ido dando muchas pautas sobre las dificultades que entraña el plantearnos crear ciertas condiciones favorables para la emergencia de la imagen fílmica desde el complejo entramado social.
Toda la realidad es cinematografiable. Y todas las personas y grupos de una sociedad pueden participar de la producción del cine. Otra cosa es que no haya modelos incluyentes para hacerlo.
Un espacio social visto como plató, supone una mirada diferente de la gente y su paisaje. Es la vida social la que se mueve, se interrelaciona, produce actividades, encuentros, trabajos, recorridos, conversaciones infinitas, intercambios.