domingo, 24 de noviembre de 2013

El Cine-que-siempre-está-ahí. Una asamblea permanente para la imaginación.

Esta semana evocábamos en el proyecto Mátame si puedes que ya hemos pasado el año de estar trabajando juntos. Una vez a la semana cumplimos el ritual de imaginar, rodar, ver, debatir y tomar decisiones. 
Pero en realidad los proyectos que comenzaron en el 2012 y que todavía continúan en su mayoría en etapa de postproducción y cierre tienen todos más de un año de trabajo como recorrido.
Esta semana también, por una serie de buscados azahares, nos reunimos con los y las jóvenes protagonistas de lo que fue nuestra primer película ¿De qué?  en la localidad de Humanes aquí en Madrid. 
Luego de 3 años sin vernos, una de las participantes creó un grupo de watsap con la intención de retomar contacto y luego de varias semanas de acomodar agendas volvimos a reecontrarnos. 
De aquellos jóvenes que estaban terminando el instituto y buscaban pasársela bien, nos encontramos ahora a jóvenes maduros con responsabilidades de trabajo, situaciones familiares más complejas y un enfoque de la vida totalmente diferente.
Lejos de ser un reencuentro conmemorativo, apenas un rato después de ponernos al día con nuestras vidas, se activó otra vez la imaginación volviendo a pensar  las formas y temáticas que podría tener una segunda película. Con la vida muy cambiada y la comprobación del impacto en cada familia, constatábamos que este país de élites caníbales, se ha encargado de mutilarnos, agredirnos y deteriorarnos las circunstancias haciendo cada vez más difícil un mínimo de vida decente.
Los motivos por los que se unen las personas en grupo, son de muy diferente naturaleza. La nuestra crea el vicio y el oficio de encontrarnos para imaginar... una película. Hábito que al parecer mantemos intacto.
En  la vida de cualquier profesional, a uno no le sorprende sino que más bien espera que ese director o guionista o lo que fuere, luego de una película haga otra.
En el terreno social en general, la dinámica de las relaciones humanas, y las presiones cada vez más asfixiantes para poder sobrevivir no permiten esperar que si alguna vez un grupo de personas se dedicaron a una tarea creativa, vuelvan a repetir.
Por eso intentamos que el  Cine sin Autor ofrezca  en el terreno social, en el tiempo social, el privilegio de la continuidad productiva que un profesional alcanza. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

La crisis del cine no es la crisis del Cine. Desplazamientos de Autoridad y Poder.



La  Autoridad y el Poder son las potencias o facultades humanas que estructuran las relaciones sociales y el edificio productivo que siempre generan. Si un cambio social busca una mayor justicia en el sistema de sus relaciones, tendrá que evidenciar el funcionamiento de estas dos facultades. La pregunta es una sola: ¿quién y cómo ejercen, en un grupo específico, la autoridad y el poder? 
 La Autoridad es una facultad con la que alguien está investido por adjudicación o por natural posesión. Tiene la autoridad sobre un tema, un oficio, un saber. Guarda la memoria de eso que sabe. Lo que haga con ello es otro asunto. El poder es el ejercicio de esa autoridad, su puesta en marcha, las acciones volcadas al resto de personas y cosas a las que pretenderá determinar. Los modos de ejercerlos son evidentemente variados  igual que sus efectos.
Resumimos grotescamente, claro, términos que son muy bastos.
Que el cine está en crisis parece obvio para muchos. No sabemos cuando en este país no lo estuvo pero digamos que si, que las quejas que vienen del sector son veraces. Tampoco se analiza con profundidad que es lo que realmente se está moviendo, desplazando y mutando en  esta crisis. Tampoco se separa quienes participan realmente de esa crisis y quienes no. 
En primer lugar una crisis no es solamente mala. Es un momento de cuestionamiento o derrumbamiento de un orden que se transformará en otro orden. Lo que es malo es una crisis, digamos, deficitaria. Aquella que resta posibilidades en lugar de abrirlas. Aquella que un grupo determina en detrimento de una mayoría. En ese caso, la crisis deficitaria del cine es fundamentalmente del sector, del grupo de profesionales, inversores y distribuidores que producen y gestionan un determinado tipo de películas. De esto a afirmar que el Cine como posibilidad de representación de la sociedad esté en crisis,  es sencillamente una mentira conveniente. 

domingo, 10 de noviembre de 2013

“El Cine es otra cosa” dentro de una libreta. Notas dispersas y apuntes inadaptados.


No pensar el cine como en el siglo pasado.
No organizarlo como los del siglo pasado, 
No rodar como en el siglo pasado, 
No montar como en el siglo pasado, 
No exhibir como en el siglo pasado, 
No vender como en el siglo pasado
No construir mercado como el del siglo pasado.
No montar fábricas de cine como las del siglo pasado.
Revolucionar el sistema cine del siglo pasado.
Saber que es una suma de grandes esfuerzos como el del siglo pasado.

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La realidad no tiene raccord, es un continuo. No podemos cortar el amor y el dolor a nuestro antojo. Ni la anécdota, ni el frío, ni el disparo, ni el beso. Cuánto más acercas la cámara a la respiración y el montaje a la vida, el racord se hará más verdadero. La escena pueden estar en cualquier parte. Solo el profesionalismo no lo sabe. El profesionalismo que corta el material bajo el tutelaje fantasmal de sus dueños históricos.
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Lo profesionales en el cine son una histórica disfunción narrativa, un elitismo que restringe historias. Solo cabe cambiar los histéricos manejos de la autoridad para que éstos huyan como fantasmas al rincón de lo efímero.  Necesitamos una profesionalidad funcional a la imaginación de toda la sociedad, para que se narre la gente  y no solamente sus élites mortuorias.

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Toda teoría es sospechosa de inservible mientras no se demuestre que  produce transformaciones  vivas. 
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La imaginación social del cine fue sometida a procedimientos empresariales y terminó construyéndose como una imaginación privada emergida de un monumental ejercicio de negocio privado. Parece obvio que la imaginación social debería ser un negocio público. Los malos tiempos no deben impedirnos planificar con precisión los imposibles.

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domingo, 3 de noviembre de 2013

¡Cómo aprender cine si no sabemos nada! Primera lección. Cineautobiografía, pequeña historia general y cine en el bolsillo.


¡Quiero aprender cine porque creo que no sé nada!
Una colaboradora nuestra se planteó este desafío hace aproximadamente un mes porque a pesar de haber estudiado siente una sensación de saber realmente poco de cine. Así es que comenzamos a trabajar una vez a la semana, mientras ella, durante el resto de los días va preparando diferentes tareas.
Salvo el caso de cinéfilos empedernidos o profesionales ¿Qué sabemos de cine? ¡Quiero aprender! 
Más que no saber nada, lo que suele pasar es que tenemos una mezcla de informaciones, conocimientos y experiencias con respecto a “lo cinematográfico” un tanto o muy desordenada.
Por si alguien se sintiera tentado por este deseo de aprender cine considerando que sabe poco o nada, vayan aquí unas pistas muy prácticas para una primera sesión de arranque..
Tres tareas simultáneas y básicas:
1) Cineautobiografía.
2) Apagón informativo para una pequeña historia general del cine.
3) El cine en el bolsillo.
1) Cineautobiografía.
Tarea 1: Escribir en unas páginas, en orden cronológico, la propia biografía de relación con el cine.
Escribir la historia de los propios contactos, conexiones y huellas que el cine ha dejado en nuestra vida. Obviamente que para la mayoría solo espectadora, la cineautobiografía es una lista seguramente larga de encuentros con películas, en diferentes circunstancias y tiempos.
Escribir ordenadamente sus momentos más remarcables permite un posicionamiento, un repaso por  nuestra memoria. ¿Por qué me interesa aprenderlo, qué hay del cine en mi, que me ha tocado de cuales películas, en qué circunstancia ocurrieron esos impactos? etc. 
El aprendizaje cinematográfico debe estar apoyado en puntos, gustos, intereses, obsesiones, pasiones propias, que suelen ser muy diferentes dependiendo de cada persona. Debe fundarse sobre el carácter, la sensibilidad y la manera de pensar de cada quien. Es un aprendizaje específico, personal como todo aprendizaje.
El del cine, es preferible que se funde sobre la propia memoria vivida del cine.