Ecos de una semana de conversaciones diversas. ¿Cómo se puede organizar el mundo sensible para que produzca cine, para que lo gestione con estructuras sostenibles de fabricación y obtenga con ello beneficios (sociales, sensibles, estéticos, expresivos, narrativos y económicos?
He ahí uno de los nudos que desde la Fábrica de Cine sin Autor constituye el motor de nuestra acción y nuestra reflexión.
Iniciamos aquí aproximaciones que nos conducen lenta y progresivamente a articular un modelo de producción social cinematográfico para imaginar la realidad futura.
Empecemos con un tema fácil de ver. Hagamos un mapeo de los puntos de fabricación de la imagen de cine en el principio del cine y otro hoy, cómo si de fotos estáticas se trataran.
He ahí uno de los nudos que desde la Fábrica de Cine sin Autor constituye el motor de nuestra acción y nuestra reflexión.
Iniciamos aquí aproximaciones que nos conducen lenta y progresivamente a articular un modelo de producción social cinematográfico para imaginar la realidad futura.
Empecemos con un tema fácil de ver. Hagamos un mapeo de los puntos de fabricación de la imagen de cine en el principio del cine y otro hoy, cómo si de fotos estáticas se trataran.
Primera foto.
Fecha: período entre 1880- 1895. Marquemos en el mapa la localidad de West Orange en Nueva Jersey, la ciudad de Lyon en Francia y las ciudades de Brigthon y Leed en Inglaterra.
Podríamos decir que éstos era los puntos de fabricación de las primeras imágenes en movimiento, la que se producía en los laboratorios privados donde se estaba gestando la invención del cinematográfo y por tanto la posibilidad de producir secuencias fotográficas que simulaban el movimiento de las cosas: el cine.
Si siguiéramos marcando lugares de producción (no de exhibición) de las incipientes imágenes de cine por esa fechas, a medida que pasaban los primeros años, iríamos agregando puntos en diversas partes de Europa. Luego pasaríamos a marcarlos por ejemplo en Asia, concretamente en Japón, especificamente en Tokio y precisamente en 1898 porque a un tal Tsunekichi Shibata, empleado del departamento de fotografía de los grandes almacenes de Mitsukoshi se le ocurrió rodar algunas escenas callejeras y fragmentos de representaciones kabuki al que le seguiría un año después el pionero de la cinematografía japonesa Koyo Komada con su primer film.