Digamos que es viernes. Estamos en el colegio Legado Crespo y tenemos a casi 30 niños en la biblioteca que esperan la palabra acción y se sumergen en la improvisación de una escena de Locura en el Colegio que fue primero dibujada en un comic hecho en unos 15 minutos. Dos pupitres hacen de tejado donde un vampiro y un chico que hace de “persona normal” mantienen el equilibrio hasta que uno de ellos tropieza y otro cae al vacío mientras aparece en escena Chupasangreman que lo rescatará en plena caída.
Digamos que es miércoles y estamos en una calle preparando la escena de la comedia policial Mátame si puedes donde el peligrosísimo traficante de armas y su amante traidora se preparan para volar por los aires ante un proyectil de alta propulsión (un juguete encontrado en la calle que es capaz de explotar un automóvil). Detrás de la furgoneta se esconde la viuda vengativa que lo lanzará. Mientras, unos cuantos vecinos miran con gran curiosidad y otros se detienen en mirar a los compañeros que que desparraman un cráneo, sangre y sesos en la calle para simular el resultado de tan vil atentado.
Por allí anduvo el cine, nuestro cine, esta semana. Entre la gente, desde la gente, con la gente.
En esta etapa de producción, tan excesiva como fascinante y desafiante, cada vez se generan más debates entre la quincena de persona que nos turnamos para atender el avance de las películas.
La tecnología cinematográfica y su relación con la realidad es un punto reiterado de esos intensos debates que, al dejar cada sesión, siguen por el resto de la semana.
Hay una constante sensación de desborde proveniente de que en el centro de toda la operativa cinematográfica están las personas, su imaginario, sus decisiones, sus vidas.
Personas que no pertenecen a este mundo del “hacer películas” y ante la cual, la tecnología del cine se ve obligada a crear en cada sesión las condiciones para que el imaginario común vayan progresivamente habitando el proceso.
Vamos así, haciendo la película semana a semana sin conocer exactamente el desarrollo posterior que pueda tener.