¡Y pensar que uno solo quería hacer cine con la gente!
Aquella máxima que diría Glaubert Rocha, “una idea en la cabeza y una cámara en la mano”, expresión propia de autor que cómo único responsable, reivindicaba el derecho a hacer cine, podríamos hoy decirla desde el CsA como “un imaginario común y unas cámaras en las manos” son suficientes para hacer cine.
Y para hacer cine no cabe duda. Para sostener una fábrica social haciendo cine, ya es otro asunto.
Decíamos al empezar el año que el tema de la sostenibilidad es un asunto crucial que impregnará nuestro 2013.
Con alguien razonábamos esta semana preguntándonos ¿ por qué no conformarnos con la experiencia de cine que hemos tenido, acabar las películas en marcha y retirarnos dado el nefasto panorama institucional y político que tiene la cultura en estos momentos y en estas latitudes?
Mucho menos tienen otros creadores y van haciendo con ello su camino. Terminan su proyecto y luego desaparecen hasta el próximo, reapareciendo en otro sitio y en otro lugar y mientras tanto, difundiendo así su trabajo.
Ante el neurótico panorama que vemos alrededor donde por momentos no parece haber sitio ni momento para un modelo de producción como el nuestro y dado lo imposible de sostenerlo con escasos recursos domésticos, pues habrá que ver si levantamos la tienda y esperamos mejores condiciones. Aún queda algo de tiempo.
Cuando iniciamos en mayo del 2012 lo hicimos con dos variables claras: arraigar la actividad en unas personas y progresivamente en un barrio y durar tiempo para que la experiencia de hacer y vivir el cine sea una oportunidad social constante, un servicio al desarrollo del imaginario audiovisual de la gente.
Justamente, esas dos variables que pretendíamos al instalar la Fábrica de CsA en Intermediae Matadero Madrid parecen lejanas. Y si no hay condiciones institucionales, porque sociales las hay de sobra, pues habrá que ir viendo. Si interrumpimos la experiencia de Fábrica, sería la segunda vez que como colectivo no logramos ni el empoderamiento de la gente local sobre el dispositivo de fabricación de cine ni el mantenimiento de la actividad un tiempo suficiente y continuo para comprobar la eficacia social que sabemos que tiene.