domingo, 27 de enero de 2013

Fábrica de Cine sin Autor 2.0. Utopía en vuelo sin aterrizaje preciso.


¡Y pensar que uno solo quería hacer cine con la gente!
Aquella máxima que diría Glaubert Rocha, “una idea en la cabeza y una cámara en la mano”, expresión propia de autor que cómo único responsable, reivindicaba el derecho a hacer cine, podríamos hoy decirla desde el CsA como “un imaginario común y unas cámaras en las manos” son suficientes para hacer cine.
Y para hacer cine no cabe duda. Para sostener una fábrica social haciendo cine, ya es otro asunto.
Decíamos al empezar el año que el tema de la sostenibilidad es un asunto crucial que impregnará nuestro 2013.
Con alguien razonábamos esta semana preguntándonos ¿ por qué no conformarnos con la experiencia de cine que hemos tenido, acabar las películas en marcha y retirarnos  dado el nefasto panorama institucional y político que tiene la cultura en estos momentos y en estas latitudes?
Mucho menos tienen otros creadores y van haciendo con ello su camino. Terminan su proyecto y luego desaparecen hasta el próximo, reapareciendo en otro sitio y en otro lugar y mientras tanto, difundiendo así su trabajo.
Ante el neurótico panorama que vemos alrededor donde por momentos no parece haber sitio ni momento para un modelo de producción como el nuestro y dado lo imposible de sostenerlo con escasos recursos domésticos, pues habrá que ver si levantamos la tienda y esperamos mejores condiciones. Aún queda algo de tiempo.
Cuando  iniciamos en mayo del 2012 lo hicimos con dos variables claras: arraigar la actividad en unas personas y progresivamente en un barrio y durar tiempo para que la experiencia de hacer y vivir el cine sea una oportunidad social constante, un servicio al desarrollo del imaginario audiovisual de la gente.
Justamente, esas dos variables que pretendíamos al instalar la Fábrica de CsA en Intermediae Matadero Madrid parecen lejanas. Y si no hay condiciones institucionales, porque sociales las hay de sobra, pues habrá que ir viendo. Si interrumpimos la experiencia de Fábrica, sería la segunda vez que como colectivo no logramos ni el empoderamiento de la gente local sobre el dispositivo de fabricación de cine ni el mantenimiento de la actividad un tiempo suficiente y continuo para comprobar la eficacia social que sabemos que tiene. 

domingo, 20 de enero de 2013

La mayoría de edad del Cine sin Autor. Producción 2013. El cine más allá de la verdad.


El viernes dimos arranque a la Fábrica de Cine si Autor 2013 en la sala Azcona de la Cineteca de Matadero Madrid. Una especie de visionado ampliado a toda la gente interesada en ver los seis procesos que lanzamos para este año. Por la asistencia en sala podríamos decir que nuestra comunidad autoral y sus cercanos ya anda en unas doscientas personas sabiendo que por la hora y el día, otras y otros se disculparon o mandaron mensajes de ánimo.
Luego de los 8 meses de intenso trabajo, se fueron decantando las seis películas que entran ahora en diferentes fases de producción. 
Fruto del trabajo de mucha gente, con el apoyo de Intermediae Matadero Madrid que nos ha permitido sentar las bases de la primer Fábrica de Cine sin Autor, nos disponemos ahora a un año tan ilusionante como difícil y complejo.
Punto de llegada y a la vez partida de la aventura que fue acompañada por la noticia de la política cultural de Matadero que lleva el presupuesto de apoyo a cero y que equivale al mínimo:  permitirnos habitar el espacio y utilizar sus instalaciones. El resto será  buscarnos la vida y la sostenibilidad.
Una rara confluencia de energías que desde nuestro colectivo leemos con muy dificultosa complejidad y que nos activa al máximo la imaginación.
Nuestra apuesta vital como colectivo tendría los meses contados si seguimos a este ritmo donde todo nuestro trabajo y dinero lo apostamos a que la Fábrica de CsA se desarrolle. Así que si llegamos a cruzar todo el 2013 en activo será porque hemos tenido la suficiente imaginación para comenzar a hacer de esta experiencia de producción un modelo que al menos resulte sostenible.
No nos vamos a detener en la queja. 

domingo, 13 de enero de 2013

“Subtramas” de la historia para violentar el cine.


Viernes y sábado hemos estado compartiendo prácticas con Sandra Schäfer, Angelika Levi, Sally y Gabriela Gutiérrez, el colectivo 100jours y nosotros en el seminario que organizó el grupo Subtramas en el Museo Reina Sofía de Madrid: Pedagogías Críticas de la Imagen.
Digamos que la mayoría de quienes estuvimos allí, no solo amamos el cine sino que lo entendemos como una actividad  a la que cualquier persona tiene derecho de participar activamente y en cualquiera de sus etapas de producción y gestión.
Entre las diferentes prácticas habían  puntos de fuga, cruces, coincidencias, diferencias de enfoque, enriquecimiento, zonas comunes y zonas inéditas, opiniones. 
No se puede resumir en un post la cantidad de ideas y referencias prácticas que se han compartido así que es mejor, como fresco resumen de un seminario que terminó ayer a la noche, compartir cierta sensación y alguna reflexión general.
Quizá, lo más importante es que pasamos por allí más de un centenar de personas interesados en  “ otro cine”, uno que nos permita hacer de la vida común un lugar mejor donde habitar.
Desde Subtramas, presentaron, a modo de esquema para desarrollar, una genealogía del cine colaborativo rastreada en sus investigaciones. Un primer boceto de esa “otra historia cinematográfica” . Un rastro de nuestra propia identidad histórica si se trata de un cine democratizado en sus operativas. Una especie de historia marginal subterránea, una subtrama tejida a través de personas que nos antecedieron en medio de los grandes paradigmas hegemónicos del cine industrial y autoral.
En la “Teoría y práctica de la historia del cine”, Robert C. Allen y Douglas Gomery, comentan que “ aunque los críticos y teóricos cinematográficos han influido en la historia del cine y en algunas ocasiones se han implicado en controversias históricas, ninguna de estas ramas de los estudios fílmicos tiene como ámbito principal la dimensión temporal del cine: el modo en que el cine como arte, tecnología, fuerza social o institución económica se desarrolló en el transcurso del tiempo o funcionó en un momento concreto del pasado. Este es el ámbito de la historia del cine. En lugar de analizar una película o reflexionar sobre la naturaleza y el potencial de todas las películas, el historiador cinematográfico intenta explicar los cambios que ha sufrido el cine desde sus orígenes, así como dar razón de los aspectos del cine que se han resistido al cambio”. 

domingo, 6 de enero de 2013

Cine suspendido en el morir. “El derecho de cualquiera a ser Nicholas Ray”


Quienes nos siguen saben que uno de los proyectos, el primero que comenzó a tener continuidad en la Fábrica, fue la película de Gioacchino Di Blasi, el italiano octogenario que nos encontramos en la plaza de Legazpi del barrio y que desde ese mismo momento comenzó a ser parte de nuestras vidas. 
Un imaginario de ochenta años ha visto mucho y en principio podría parecer difícil seleccionar lo que quisiera representar. Aún así, Gioacchino supo introducirse en su memoria con valentía para empezar a extraer de allí, los momentos sustanciales que le conformaron la vida, costara lo que costara.  Ante tal actitud, nos prometimos empezar por capítulos, y en enero tenemos que rodar la última escena del primer capítulo.

Cuando el 2 de enero volvimos al estudio para empezar a preparar cosillas mientras compañeros y compañeras regresan de la interrupción navideña y sus etcs, nos pilló la noticia de que Gioacchino llevaba varios días en el hospital diagnosticado con un cáncer terminal. No quiso avisarnos para no interrumpir nuestras vacaciones. Menudo respeto, le dijimos.
Antes de llamarle por teléfono se nos vinieron muchas preguntas sobre qué hacer en este momento. Además de seguir acompañándolo, obviamente, el qué hacer se refería a la película. Luego, su hija Giovanna al teléfono, despejó toda duda. “No hace más que pensar en la película y tiene muchas ganas de verlos porque quiere acabarla como sea”.  “Si no fuera por la película, ya se habría dejado morir”, nos dijo una vez salíamos del hospital.
El jueves tuvimos que salir pitando ante otra llamada porque los médicos habían detectado una caída importante de los signos vitales y no daba tiempo a más esperas.
Al final fue un susto solamente aunque su situación es extrema. Nuestras visitas se han convertido en sesiones de trabajo a escondidas en la sala del hospital.