Uno va leyendo historias del cine Español para despejar prejuicios y para poder ubicarse un poco más consistentemente en el terreno histórico que nos precede. Y también, valga decirlo, por algo muy práctico, ya que en nuestro colectivo unos cuantos no somos de aquí y no tenemos tan clara la historia local. Así que por respeto y cierto rigor, al menos queremos ubicar nuestra reflexión y práctica de cine en el lugar principal donde operamos, aunque también operemos en menor escala en Toulouse, Francia. Pero ya saben, allí es otra Historia.
Vacaciones, más tiempo, así que nos ponemos con el libro de Vicente J. Benet, El cine español, una historia cultural publicado el años pasado. Asumimos con satisfacción su equilibrada actitud: El objetivo de este libro es defender, a pesar de todo, el valor del legado artístico y cultural del cine español. Defenderlo desde su modestia, su incapacidad y sus limitaciones unas veces; su brillantez incuestionable, otras. El cine refleja nuestra sociedad y, a partir de ella, los valores, las ideas, los iconos, las visiones del mundo...”
Lo que hace el profesor Benet es ubicar el acontecimiento cinematográfico en los diferentes contextos culturales del país y con una “tesis articuladora” que deja clara desde el principio: la de defender “la idea de que el cine español revela las tensiones de la instauración de la modernidad en nuestro país a lo largo del siglo XX”.
Reconociendo la laxitud de tal término, la remarca como aquella acepción que “tiene que ver históricamente con los cambios relacionados con la industrialización, la masificación de las ciudades, el desarrollo de los medios de comunicación y de transporte y, lo que más nos interesa aquí (en su libro), el surgimiento de nuevas formas de entretenimiento y ocio ajustadas a las masas. El cine es un producto más de estas transformaciones”
Intenta, el autor, al menos abrir una sospecha sobre el estigma altamente citado cuando hace medio siglo, en las Conversaciones de Salamanca, Juan Antonio Bardem sentenció aquello bien conocido de “El cine español es políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico”.
Polémica también citada en otra Historia del cine español, por Román Gubern, al decir que un año antes de la frase de Bardem, José María García Escudero, Director General de Cinematografía en dos ocasiones, publicaría en un libro algo parecido: Hasta 1939 no hay cine español, ni material, ni espiritual, ni técnicamente... En 1939 pudo empezar a andar, pero se frustra la creación de una industria, así como la posibilidad de un cine político”