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domingo, 16 de diciembre de 2012

Campo social de sentido para la acción y organización cinematográfica. Más notas sobre la Escuela de Cine sin Autor


En una entrevista a Agnes Varda realizada hace unos meses atrás en Sevilla, la directora francesa comentaba: "... No enseño en una escuela de cine...Tenemos a menudo becarios a la producción y se quedan 3 meses. Ellos aprenden mucho conmigo. Por tanto, no son mis asistentes pero ellos ven un poco, nos ven localizar, pasan a la sala de montaje, ven los problemas que tenemos para encontrar el dinero, ellos van a correos, ponen los sellos en el correo porque eso es parte de la vida de todos los días. Y después me escuchan hablar y todos los que han estado de becarios y que después han hecho cine son ellos los que han aprendido y no porque yo les haya enseñado... la transmisión se hace a través del propio film...”
Estas afirmaciones no son más que un reflejo del aprendizaje común en el ámbito cinematográfico. Quizá, como en casi todo, el mejor aprendizaje, o al menos el más eficaz, se produce haciendo.
Por los jóvenes que siguen llegando a la Fábrica de Cine sin Autor, resulta evidente que hay un profundo déficit de “práctica”, de poder hacer cine, durante y después de la formación. Las opciones son limitadas al momento de hoy. O te buscas la vida con unos colegas para hacer tus proyectos ante la ausencia de políticas que favorezcan la acción de la colectividad meta-cinematográfica o solo queda la opción de ponerse en la cola de gente que se sienta en la vereda de los enclaves de producción de cine y televisión, esperando como becarios o mano de obra gratuita, a que alguien abra la puerta y haga pasar a dos o tres afortunados que podrán sustituir alguna carencia. Ese es el panorama actual de este país. 
 El restringido acceso a los procesos de fabricación de las películas es la fórmula sagrada del sistema de persuasión del cine (y del arte en general) donde la relación con la población se reduce al momento de la exhibición, de la obra acabada. 
Por eso la Fábrica de Cine sin Autor se constituye como un modelo de producción cinematogrfáfico con la intención de cortocircuitar y hacer saltar por los aires el templo sagrado de la producción de cine. Abrimos las puertas.