
Luego se hace tres preguntas:
"- si este modelo antropológico presupuesto por la economía convencional se asemeja en algo a los seres humanos reales;
- cómo puede uno llegar a pensar que sí se asemeja;
- y si es bueno para la ciencia económica trabajar a partir de un modelo antropológico tan extremadamente tosco y reductivo."
Lo pueden seguir leyendo en su sitio.
Las conclusiones de Riechmann, basándose en estudios y experimentos con humanos y chimpancés que cita, llevan efectivamente, a que “los seres humanos no son siempre y en toda circunstancia egoístas conscientemente maximizadores de su propio interés”, aunque sí, afirma, que los chimpancés parecen moverse sobre esa clave.