
¿De dónde vienen los géneros? es la pregunta que Rick Altman se hace en el capítulo 3 del libro (Géneros Cinematográficos) que venimos merodeando desde hace 3 semanas para provocarnos reflexión y mejorar nuestro trabajo.
Si a alguien se le ocurre en el descanso veraniego ir a alguna gran superficie o incluso a un video club, habrán visto muchas veces que la sección de cine está generalmente dividida por, digamos, nombres genéricos: western, comedia, musical, cine de autor, aventuras, cine clásico... o a una organización de las estanterías según algunas de las estrellas más famosas o directores más reconocidos...
Lógico y didáctico para que en caso de querer llevarnos una película, algo bastante poco habitual ya, pues no nos pasemos todo el día buscando la que nos interesa.
Esa simple colocación de los escaparates de venta, nos pone a tono con ciertas afirmaciones que va haciendo Rick Altman para hablar de la lógica de creación de los géneros.
“Se suele considerar que los géneros sistematizan sin mayores problemas los procesos de producción y recepción”. Algo que el autor va a ir “desestabilizando” (es su palabra) durante el libro para demostrar que nada es tan estático como parece aunque haya en ello una verdad de fondo.
“Todo sistema genérico está constituido por una red interconectada de grupos de usuarios y las instituciones que le dan apoyo, donde cada cual utiliza el género para satisfacer sus propias necesidades y deseos”, nos dice.
¡ “Procesos de producción y recepción...”!
Pensemos, entonces, los géneros, como un territorio simbólico y a la vez un sistema de actividades, una serie de convenciones que relacionan productores y receptores, un ámbito de relaciones de producción y expectación donde las personas implicadas suelen cruzar intereses, deseos, fantasías, emociones, empatías ideológicas, etc. a través del visionado de una película producida por los primeros.