lunes, 12 de julio de 2010

Cine-Maquila. El espesor social de la pantalla espectacular. Modo Hollywood... y algunas imágenes de fútbol.


Al momento de terminar este artículo que no iba de fútbol, circulaban en España imágenes que dominarán por varias horas y algunos días la atención pública:
Imágenes que remiten al partido disputado en continente africano:la final del campeonato del mundo entre España y Holanda.
Fuera de los casi 100000 espectadores que estaban en el mismo
estadio donde jugaban ambos equipos, el resto del mundo atento a este encuentro solo ve las imágenes retransmitidas de aquel partido.
Estas imágenes movilizan a diferentes multitudes sobre todo en España que festejan el triunfo y que dan lugar a otras imágenes de euforia colectiva que son retransmitidas por los medios de este país para que quien esté en su casa pueda verlas, confirmando y aumentando su euforia y alegría. En las siguientes horas al triunfo seguirán simultaneándose un grupo de imágenes: del partido, imágenes de la ceremonia de entrega de la copa, del príncipe, la príncipa y la reina de españa, (que siempre van ligadas a los acontecimientos españoles relevantes como encarnando el tipo de emoción que el ciudadano debe tener) imágenes de los efectos que el partido ha provocado en cierta parte de la población española , más las propias imágenes que esta población futbolera mantiene en sus memoria visual sobre todo lo ocurrido. La gente se atragantará de estas imágenes durante unos pocos días produciéndole fundamentalmente estados de ánimo: euforia, exaltación, alegría.
Duran intensamente una madrugada e intermitentemente varios días mientras los medios las mantengan en exposición.
Luego, casi desaparecerán y se convertirán en puro recuerdo emocional.
Luego producirán sendos beneficios económicos a quienes las fabrican.

Informaciones de la red, rastread otras...
La remodelación del estadio donde se disputará la final, el Soccer City, estaba presupuestada en 22 millones de euros. Ha costado finalmente 330 millones. 15 veces más. Hay quejas de que se han construido grandes estadios imponentes junto a poblados de chabolas o en su lugar.
La construcción de esas instalaciones retira recursos de educación, construcción, sanidad, etc., a un país que lo necesita, por pobreza, por nivel de vida, por esperanza de vida. El mero hecho de la construcción incrementada ha encarecido el coste del cemento en el país, lo que repercute en la construcción de todas las infraestructuras.

Jabulani: el nombre del balón oficial del Mundial de Sudáfrica significa en zulú regocijo, celebración, alegría.
Adidas hace réplicas como churros en la ciudad pakistaní de Sialkot, donde los trabajadores fabrican una versión menos sofisticada de esta pelota cada dos horas y media. Si están 12 horas cosiendo les da tiempo a hacer 5 balones. Cobran como máximo 3 euros al día.

“La persona que hace el balón de Adidas está orgulloso de ello”, dice William Anderson, el jefe de responsabilidad social corporativa de Adidas en la zona. “Ellos no tienen la percepción de que vivan en la pobreza. Le pagamos más de lo que ganarían en la agricultura, por ejemplo”

Hoy mismo, en El Corte Inglés, cada réplica del Jabulani se vende por 25€.

Adidas no es la única marca que fabrica en Pakistán, India, China o Tailandia en empresas que tienen la licencia oficial de la FIFA pero que no cumplen los mínimos laborales, según el informe “Missed the Goal for Workers: the Reality of Soccer Ball Stitchers”.

En España tuvimos una ’salida’ de la oscuridad de la dictadura que puede evaluarse, entre otros muchos gestos, con la organización del Mundial de fútbol de 1982, la entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986, y la organización de los juegos olímpicos de 1992 en Barcelona y la exposición universal en Sevilla, también en 1992. Toda esta experiencia en organizar eventos mundiales luego se aprovechó repitiendo, aunque no en las mismas dimensiones, hasta los últimos que han sido la Expo del agua de Zaragoza en 2008 y la celebración en dos oportunidades de la Copa América en Valencia 2007 y 2010.

Esa orientación publicitaria del país con la excusa del deporte no era novedosa ya que también intentó ser aprovechada, en otro mundial de fútbol, en este caso en Argentina 1978, para revitalizar su marchitante dictadura sangrienta. No lo consiguió, aunque le dio un poco más de vigor internacional durante algunos años. También es conocido el efecto propagandístico y político que tuvieron los eventos deportivos en la guerra fría.
Etc etc...

He aquí el artículo que veníamos escribiendo.

La semana pasada hablábamos de la putrefacción de ciertos rincones del ámbito universitario representado por algunos profesores amedrentadores de estudiantes e insistíamos en un tema del que parece hacerse oídos sordos, fanfarrón silencio y cínico mutismo a la hora de ponernos a hablar de cine (y de todo lo demás). El tampoco tan extraño tema del imperialismo audiovisual, de su funcionamiento, de un cine del que siempre, lo pertinente, parece que sea hablar de lo que nos muestra en sus pantallas y no de lo que esconde su producción.
Hemos hecho varios artículos sobre el tema del imperialismo audiovisual y seguiremos. Para nosotros no se trata de una obsesión temática sino de la necesidad de ir desprogramando en nosotros y en los demás, en la medida de lo posible, esos contenidos de pantallas que nos habitan desde siempre sabiendo como llegaron y llegan a nosotros y entendiendo sus efectos.
Si buscamos con nuestra práctica a pie de vida y con nuestros mínimos medios de producción ir transitando en el artesanal desafío de crearnos con otras personas un nuevo estado de producción, sabemos que nos topamos con un imaginario conquistado por un tipo de pantalla con el que tarde o temprano tenemos que lidiar. Batallamos contra nuestro propio imaginario, muchas veces.

Un libro que estamos ojeando: “El Nuevo Hollywood, del imperialismo cultural a las leyes de marketing” (de varios autores vinculados a universidades de Nueva York ) dónde nos ofrecen la cara del cine californiano vinculado desde siempre a las sucesivas condiciones de producción con las que ha subsistido a lo largo del siglo pasado y en su momento presente a la Nueva División Internacional de Trabajo Cultural.
El libro apabulla con datos y gráficos para demostrar varios de sus mecanismos a gran escala. Y la verdad es que si les creemos, confirma que Hollywood no es un tema de aquellos loquitos de los 60 que entablaron de diferentes maneras una “actitud antimperialista” sino que tiene plena vigencia pero adaptada a los nuevos funcionamientos del sistema global del trabajo.
Ráfaga de datos salpicados del libro.
“Francia llegó a vender una docena de películas a la semana a Estados Unidos a principios del siglo XX (principios del cine) y en 1914 la mayoría de las películas y buena parte de la tecnología de producción de películas de Norteamérica eran importadas...
En 1930, las ventas en el extranjero ya proporcionaban entre un tercio y la mitad de los ingresos de la industria cinematográfica...
En 1939, el Departamento de Comercio estimó que Hollywood suministraba el 65% de las películas que se exhibían en el mundo.
En la década de los sesenta, las importaciones suponían un 10% del mercado cinematográfico estadounidense. En 1986, el 7% y hoy día es el 0,75%. Las películas extranjeras están esencialmente excluidas de Estados Unidos como nunca antes -afirman los autores- .
En resumen, otra línea a investigar en un estudio serio del cine sería ver justamente la manera en que su pantalla se fue cerrando al mundo mientras lo invadía y lo invade. Los autores hacen una descripción bastante fundamentada sobre las maniobras imperialistas de este cine que no podemos reproducir aquí por lo extensa.

Nos parecieron más ilustrativas algunas descripciones que ofrecemos:
“La Disney asegura que saca provecho de las películas que no tienen éxito gracias al merchandising -comercialización de productos asociados- (el 46% de sus ventas). Buena parte de esas manufacturas se realizan en países del tercer mundo donde empresas subcontratadas explotan a las mujeres pagándoles un salario mísero. El jorobado de Notre Dame no dio buenos resultados en taquilla pero sí en las tiendas de juguetes, con productos realizados en Taiwán, Hon Kong, México, Brasil, El Salvador, Tailandia, Malasia, St. Lucía, Colombia, Filipinas, Honduras, República Dominicana, La India, Bangladesh, Sri Lanka, China, Haití, Estados Unidos, Japón, Dinamarca y Canadá. Los abusos laborales de la Disney en China (dieciseis horas al día, semanas de siete días, de 0,135 a 0,36 dólares por hora), descubiertos por la Honk Kong Christian Industrial Committee, mostraron cómo la explotación genera ingentes ingresos a la compañía a través de 660 puntos de venta al por menor repartidos por todo el mundo a la espera de vender los productos fabricados por trabajadores explotados.”...
Puf.
El Número de películas de gran presupuesto realizadas en el exterior pasó de ninguna en 1990 a veinticuatro en 1998. Toronto ha sido la ciudad de Nueva York en un centenar de películas y cuando fingió ser Chicago en Blues Brothers 2000, los funcionarios tuvieron la desfachatez de llamar a la Chicago Film Commisision para pedirle consejo, mientras que los productores se vanagloriaban de la rapidez con que importaban árboles en camiones refrigerados cuando se necesitaba que pareciera California.
Paf.
El 90% de los dibujos animados televisivos se hacen en Asia, de Los Simpson a las Tortugas Ninja. Los estudios de Manila producen media hora por un presupuesto de 120 a 160.000 dólares, mientras que en Estados Unidos el coste es de 300.000 dólares. China y Vietnan están aún peor pagados.
Bloom
Podríamos seguir pero corremos el riesgo de que el artículo sea un placentero y jugoso plagio sobre las Nuevas condiciones del Trabajo del Modo Hollywoodense.
Hay dos cosas que nos hacen pensar:
Una por supuesto, es la perversión del trabajo cultural aunque sea de entretenimiento, igualado a la categoría de cualquier maquila textil, de zapatos o de pelotas de fútbol. Que el cine construya una nueva fuerza de trabajo barata para la explotación, no es lo más honroso que le podía pasar.
En los sectores críticos estamos acostumbrados a los llamamientos a la contención de consumo de productos hecho bajo estos regímenes de explotación pero en la cultura no escuchamos iguales llamamientos a “no consumir películas hechas con mano de obra deslocalizada y explotada”.
También nos hace pensar sobre este afuera de la pantalla que no vemos, sobre sus márgenes, sobre su grosor social cuya dinámica de trabajo esclavizado parece más bien crecer.
Si bien la forma industrial aquella de los grandes estudios ya podía ser criticada por su inhumana cadena de montaje y por el espíritu imperial de su formas narrativas y estéticas, en la nueva situación de producción a gran escala la pantalla ha dejado de ser el único objeto alucinatorio sobre el que se deposita la confianza de rentabilidad, para diseminarse en todos sus productos asociados. Aquellas plantas industriales productoras de imagen de los estudios, donde la explotación a ciertos niveles consistiría, suponemos, en la tiranía jerárquica y sus salarios, ejercida sobre los cientos de operadores y profesionales vinculados a la producción de una película, se ha diseminado ahora en la explotación a gran escala integrando a su sistema de producción cadenas de personas ajenas al oficio. El cine de Modo Hollywood ya no es un aparato de conquista por lo que “representa en sus pantallas” solamente sino además por lo que supone de explotación la producción de esa representación y sus productos de venta.
Y ya sabemos que no se trata solamente del enclave californiano. Un modo de producción rentable, en el capitalismo campante, es asumido rapidamente por corporaciones y equipos de producción a muy diferentes escalas.
En el año 2001, el Departamento de Comercio señaló:
Dado que no hay ubicaciones claras y físicas para hacer cine, es difícil cuantificar todas las habilidades, equipos, tecnología o incluso el número de trabajadores que contribuyen a la producción de una película o un espectáculo televisivo... los trabajadores del cine trabajan en “factorías flotantes”.... cuando se deja de producir, ni se genera la misma imagen tangible ... de los trabajadores de pie en la parte de afuera de la verja de la factoría...”
Por aquí lo dejamos cuando nos sorprendió la noche futbolera...

Cuando volvía al barrio después de que España se consagrara “COMPEÓN DEL MUNDO-SOMOS LOS MOJORES” pasé por frente al bar de Benito (donde hicimos el último visionado del año de nuestro trabajo).Nos vimos y nos acercamos a saludarnos. El nunca abre los domingos.
- ¿Qué tal, Benito, pensé que no abrirías?
- Sí, abrí a la hora del partido y ya quiero echarlos a todos.
Dentro se veían una cantidad de gente con el puño en alto mirando la repetición de imágenes sobre el evento.
Si al final, todo el mundo lo sabe. Las imágenes espectaculares del entretenimiento son eso: oportunidad de negocio basada en ciertas emociones. Entretienen pero al rato ya no tienen nada que decirnos. La aberración es que para generarlas hagan siempre falta esas cadenas de trabajo basadas en la explotación laboral denigrante. Eso es lo nuevo de su fabricación.
Siguen los rumores:
La guardia de seguirdad privada en el Mundial de Sudáfrica parece que abandonó sus puestos a raíz de una disputa salarial y la policía tuvo que asumir el control de la seguridad de la Copa Mundial.
Días antes, hubo una huelga de pilotos después de un partido que había afectado a cientos de fans.
La policía también se hizo cargo de la seguridad en los partidos de Durban, donde disparó gases lacrimógenos y balas de goma contra cientos de trabajadores que organizaron una protesta después del partido de domingo entre Australia y Alemania.
Todo esto circula en la red. No podemos constatar su veracidad. Pero lamentablemente acompañan a la misma producción y existencia de las imágenes espectaculares... siempre. Solo que las imágenes no nos lo muestran... nunca.

1 comentario:

  1. "Si buscamos con nuestra práctica a pie de vida y con nuestros mínimos medios de producción ir transitando en el artesanal desafío de crearnos con otras personas un nuevo estado de producción, sabemos que nos topamos con un imaginario conquistado por un tipo de pantalla con el que tarde o temprano tenemos que lidiar. Batallamos contra nuestro propio imaginario, muchas veces." Y sí: leo a nuestro autor y pienso en Paulo Freire en la Educación - sacarnos el opresor de adentro, liberarnos del ser oprimido pero sin caer en la tentación de colocarnos en liberados opresores- y en Alfredo Moffatt en la Salud -los locos son a veces locos y casi siempre pobres que se ven locos-...por eso, me llega mucho esto de " batallamos contra nuestro propio imaginario, muchas veces."

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