martes, 24 de febrero de 2009

Del “modelo Haggar” a la emergencia de un Nuevo Cine Popular. La ruptura de la imagen fílmica del mundo.


El cine popular siempre ha sido el cine que los burgueses han querido inyectar a las clases más bajas. Incluso los empresarios o productores más arriesgados suelen hacer sus películas pensando en sus necesidades y como mucho en las “las audiencias” que imaginan.
El público inicial del cine, sobre todo de las tres producciones occidentales más importantes (francesa, inglesa y norteamericana) fue el bajo pueblo, obreros, artesanos, inmigrantes sin recursos.
Si hoy día nos encontráramos con un productor independiente como el William Haggar de los primeros años del cinematógrafo (films entre 1900-1905) (que tenía su propia barraca para exhibición de las películas que él mismo fabricaba artesanalmente y dirigida a un público fundamentalmente de mineros de la propia localidad), lo tomaríamos como una especie de utopía cinematográfica envidiable, como opción de cine local.
Pero aún así, la estructura de aquellas primeras empresas familiares británicas respondían al mismo esquema: personas de bien haciendo cine para obreros y artesanos.
Es curioso. Si buscamos “popular” en el diccionario de la RAE aparecen estos significados por su orden:
1. adj. Perteneciente o relativo al pueblo.2. adj. Que es peculiar del pueblo o procede de él.3. adj. Propio de las clases sociales menos favorecidas.4. adj. Que está al alcance de los menos dotados económica o culturalmente.5. adj. Que es estimado o, al menos, conocido por el público en general. 6. adj. Dicho de una forma de cultura: Considerada por el pueblo propia y constitutiva de su tradición.

Si como pueblo entendemos lo que dicen los del cementerio de la RAE, “clases sociales menos favorecidas, menos dotados económica y culturalmente, público en general”, -“personas cualquiera” que decimos en el CSA- “popular” vendría a ser una actividad, objeto, proceso, fenómeno que “le pertenece” “que procede”, que es “propio de”, que está “al alcance” de estos grupos sociales desfavorecidos, de esas personas cualquiera carentes de sus medios de producción… los perdedores de siempre, vamos.
Hace tiempo que venimos pensando en “lo popular del cine y en un nuevo cine popular”.
El Cine nunca le ha pertenecido a las personas comunes y corrientes. Y es verdad que recién hemos entrado en la era de la autoproducción cinematográfica, posible.
Un NUEVO CINE POPULAR, en pleno siglo XXI, desde el CSA, lo soñamos como una cinematografía gestionada en toda su complejidad por las clases más desfavorecidas de un lugar específico. Por personas cualquiera de una localidad, producido y gestionado en sus barrios y asociaciones, en sus familias, en las escuelas y grupos de amistad, para ser exhibido, en primer lugar, en su propio entorno. Algo así como “el modelo Haggar pero sin Haggar”. Es cierto que quizá el problema no sea solo los medios técnicos que hacen el cine, sino el sistema de red social que lo posibilitaría y que es la que está destruida como posibilidad social productiva, sobre todo en nuestros habitats ubanos.
Algún listillo metido en los mundos televisivos y de avanzadillas bla, bla, bla de la red, una vez nos decía que la gente ya puede producir sus propios videos y exhibirlos en la red sin problemas, como explicando que este planteo de minorías y mayorías era un poco anacrónico. Por nuestra parte, creemos que estamos muy lejos, a pesar de estas idiotas profecías, porque el mercado ha democratizado un poco la venta de aparatejos y su uso, pero poco más. Pensemos que si solo una cuarta parte de la población mundial a día de hoy, unos 1400 millones de personas de los casi 7 mil millones que somos están conectadas a internet, ¿cuántas serán quienes pueden organizarse y agarrar pequeñas cámaras para comenzar a crear sus producciones audiovisuales y cinematográficas y reflejar su propia visión de las cosas?
Que una o uno pueda bañarse todos los días, no significa que la humanidad entera haya accedido de una vez a la ducha. Y es que a lo mejor tampoco nuestra ducha es el único camino para quitarse la mugre del día.
Si estuviéramos ante la emergencia organizada de un Verdadero Cine Popular como el que imaginamos, significaría que la estructuración productiva de este mundo estaría saltando en mil pedazos y con ello la imagen fílmica que tenemos de él. Y la verdad es que, mirando bien alrededor, creemos que esto no está pasando…. ¿o sí?, listillo de pacotilla.

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