
“Para producir estas mercancías de celuloide, una legión de técnicos y artistas asalariados trabajan contra reloj con sueldo fijo y enmarcados en una rígida organización productiva que no perseguía más fin que una alta rentabilidad de sus productos”, relata Román Gubern en su Historia del Cine.
El cine producido industrialmente tomaba todo su auge.
La etapa inicial de los hnos. Lumiere y Georges Meliés, que también había sido un buen e incipiente negocio, quedaba atrás.