Interrumpimos nuestra reflexión y trabajo para meter las cámaras en el epicentro de una gran ruptura social. Hemos grabado por fuera y por dentro lo que pasa en la plaza Sol de Madrid y lo compartimos en el canal de youtube no nos vamos. El viejo orden dejó de existir en el kilometro cero de la capital española el domingo 15 de mayo.... no sabemos lo que va a durar. La energía en el mismo corazón de las comisiones es de otra naturaleza y otra velocidad. Los jóvenes de una nueva generación han envejecido de pronto al antiguo país en el que vivíamos.
La autoregulación y la disciplina del movimiento tienen algo de inteligencia colectiva apabullante e inédita en su interior.
Un periodista televisivo famoso mendigaba información a los y las jóvenes de la mesa de la comisión de comunicación: ridículo quedaba. Los medios oficiales no salen del desconcierto. No llegan a la velocidad de un proceso incontrolable, solo comprensible con la apertura a otras categorías.
En el kilometro cero de la otra política nacional no hay dinero, solo trueque y solidaridad. En serio. No seamos necios.
El funcionamiento asambleario inundó las plazas y funciona como un gigantesco intercambio de opiniones cuerpo a cuerpo.
El Cine. Almodóvar y Penélope cruz están en Cannes mostrando sus millonarias tonterías: es el viejo cine. En el No a la Guerra el mundo del cine todavía tomó un cierto protagonismo. Hoy es un cadáver estúpido. Son una parte más de la estructural decadencia que se denuncia.
Recuerdo de cine. La película de William Klein sobre el mayo 68 que mostraba la impresionante toma de las calles de Paris se estrenó 10 años después del suceso. Hoy no se necesitan a los viejos cineastas para ver las imágenes. Para eso están los operadores cualquiera del siglo XXI subiéndolas a la red en directo.
Está claro que hay que pensar en todo esto, solo que pensarlo en solitario, hoy, es realmente lo arcaico. Muchas plazas de Madrid se han convertido en plataformas donde se intercambia rabia por imaginación. ¿Esto también es lo de siempre?
No se puede aventurar nada más que la evidencia: en España ha habido un gran cortocircuito político y social que lleva una semana instalado en el corazón de su capital y replicado en decenas de plazas de otras ciudades y otros no pocos lugares del mundo. Crisis de sentido en un sector que crece día a día. Asalto de la posibilidad.
Desde Cine sin Autor hemos imaginado y planificado mucho un cine para otro modelo de sociedad. Vivimos hace tiempo en el futuro. Estamos plenamente satisfechos por esta intensa y abrupta interrupción de la desvergüenza, la fanfarronería, el sarcasmo, la perversión y la criminalidad de unos grupos políticos-financieros que frente al sentido común no merecen el más mínimo respeto.
Nuestra memoria quedará embarazada de futuro, pase lo que pase. No hay que abortar este asalto, ésta espontánea alusión a la utopía que necesitará de toda nuestra energía para afrontar los largos tiempos que requiere su materialización. Algo se ha roto en este país. Por fin. Ya era hora.
La autoregulación y la disciplina del movimiento tienen algo de inteligencia colectiva apabullante e inédita en su interior.
Si es un momento revolucionario (no decimos revolución), inútil se hace pensarlo con viejos esquemas: uno envejece en el acto mismo de pensarlo con lo que ya sabe. Suspender el saber momentáneamente es la mejor manera de asumir eso nuevo que nos ha devenido. Ya sabemos que el sistema tiene una perversidad brutal que puede devorarse un alzamiento social como éste en un breve lapso. ¿Y? ¿alguien puede asegurar hoy que no estamos ante una excepción?¿En qué consistiría la excepción al eterno bucle del pesimismo social y político de que todo queda en nada?
Un periodista televisivo famoso mendigaba información a los y las jóvenes de la mesa de la comisión de comunicación: ridículo quedaba. Los medios oficiales no salen del desconcierto. No llegan a la velocidad de un proceso incontrolable, solo comprensible con la apertura a otras categorías.
En el kilometro cero de la otra política nacional no hay dinero, solo trueque y solidaridad. En serio. No seamos necios.
El funcionamiento asambleario inundó las plazas y funciona como un gigantesco intercambio de opiniones cuerpo a cuerpo.
El Cine. Almodóvar y Penélope cruz están en Cannes mostrando sus millonarias tonterías: es el viejo cine. En el No a la Guerra el mundo del cine todavía tomó un cierto protagonismo. Hoy es un cadáver estúpido. Son una parte más de la estructural decadencia que se denuncia.
Recuerdo de cine. La película de William Klein sobre el mayo 68 que mostraba la impresionante toma de las calles de Paris se estrenó 10 años después del suceso. Hoy no se necesitan a los viejos cineastas para ver las imágenes. Para eso están los operadores cualquiera del siglo XXI subiéndolas a la red en directo.
Está claro que hay que pensar en todo esto, solo que pensarlo en solitario, hoy, es realmente lo arcaico. Muchas plazas de Madrid se han convertido en plataformas donde se intercambia rabia por imaginación. ¿Esto también es lo de siempre?
No se puede aventurar nada más que la evidencia: en España ha habido un gran cortocircuito político y social que lleva una semana instalado en el corazón de su capital y replicado en decenas de plazas de otras ciudades y otros no pocos lugares del mundo. Crisis de sentido en un sector que crece día a día. Asalto de la posibilidad.
Desde Cine sin Autor hemos imaginado y planificado mucho un cine para otro modelo de sociedad. Vivimos hace tiempo en el futuro. Estamos plenamente satisfechos por esta intensa y abrupta interrupción de la desvergüenza, la fanfarronería, el sarcasmo, la perversión y la criminalidad de unos grupos políticos-financieros que frente al sentido común no merecen el más mínimo respeto.
Nuestra memoria quedará embarazada de futuro, pase lo que pase. No hay que abortar este asalto, ésta espontánea alusión a la utopía que necesitará de toda nuestra energía para afrontar los largos tiempos que requiere su materialización. Algo se ha roto en este país. Por fin. Ya era hora.
Enlaces oficiales: http://madrid.tomalaplaza.net/
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