domingo, 3 de noviembre de 2013

¡Cómo aprender cine si no sabemos nada! Primera lección. Cineautobiografía, pequeña historia general y cine en el bolsillo.


¡Quiero aprender cine porque creo que no sé nada!
Una colaboradora nuestra se planteó este desafío hace aproximadamente un mes porque a pesar de haber estudiado siente una sensación de saber realmente poco de cine. Así es que comenzamos a trabajar una vez a la semana, mientras ella, durante el resto de los días va preparando diferentes tareas.
Salvo el caso de cinéfilos empedernidos o profesionales ¿Qué sabemos de cine? ¡Quiero aprender! 
Más que no saber nada, lo que suele pasar es que tenemos una mezcla de informaciones, conocimientos y experiencias con respecto a “lo cinematográfico” un tanto o muy desordenada.
Por si alguien se sintiera tentado por este deseo de aprender cine considerando que sabe poco o nada, vayan aquí unas pistas muy prácticas para una primera sesión de arranque..
Tres tareas simultáneas y básicas:
1) Cineautobiografía.
2) Apagón informativo para una pequeña historia general del cine.
3) El cine en el bolsillo.
1) Cineautobiografía.
Tarea 1: Escribir en unas páginas, en orden cronológico, la propia biografía de relación con el cine.
Escribir la historia de los propios contactos, conexiones y huellas que el cine ha dejado en nuestra vida. Obviamente que para la mayoría solo espectadora, la cineautobiografía es una lista seguramente larga de encuentros con películas, en diferentes circunstancias y tiempos.
Escribir ordenadamente sus momentos más remarcables permite un posicionamiento, un repaso por  nuestra memoria. ¿Por qué me interesa aprenderlo, qué hay del cine en mi, que me ha tocado de cuales películas, en qué circunstancia ocurrieron esos impactos? etc. 
El aprendizaje cinematográfico debe estar apoyado en puntos, gustos, intereses, obsesiones, pasiones propias, que suelen ser muy diferentes dependiendo de cada persona. Debe fundarse sobre el carácter, la sensibilidad y la manera de pensar de cada quien. Es un aprendizaje específico, personal como todo aprendizaje.
El del cine, es preferible que se funde sobre la propia memoria vivida del cine.
2) Apagón informativo para una pequeña historia general del cine.
Tarea 2: Escribir en unas pocas páginas una historia personal del cine mundial, también en orden cronológico y con una sola condición: NO SE PUEDE consultar ninguna información ajena al saber personal al momento de escribirlo. Es decir, ni libros, ni internet, ni películas,  ni ninguna fuente de información que no sea la de la propia memoria.
El objetivo de esta segunda tarea consiste en  apagar toda fuente de información exterior para detectar qué es lo que realmente sabemos y cuán firme están esos conocimientos.
Los estudiantes pensarán que esto más bien parece un examen.  Nada más alejado de ello.  Se trata sobre todo de un acto de honestidad con uno mismo, de lograr un texto inicial que plasme realmente lo que sabemos, para hacernos conscientes, sobre todo, de lo que nos queda por saber. La mecánica de cualquier sistema de evaluación en el ámbito educativo busca que el alumno demuestre una serie de conocimientos, demuestre saber unas determinadas cosas. En cambio, este ejercicio plantea un posicionamiento donde quien se ha dispuesto a aprender demuestre lo más precisamente que pueda lo que no sabe para que pueda elegir por dónde comenzaría a autoregular su aprendizaje.
Evaluamos de un texto lo que no está escrito. No interesa lo que sabe sino lo que quiere y se propone llegar a saber.
Pongamos un ejemplo de alguien realmente desinformado que podría escribir únicamente:  “El cine nació en Hollywood hace muchos años, tuvo un período clásico, después vino Bergman y otros autores europeos que hicieron otro cine y en EEUU Spielberg sé que es el más millonario de todos”. Pongamos que la persona considere que en principio no sabe más qué esto sobre el cine. Si juzgamos el texto por lo que sabe parece evidente que no sabe practicamente nada. Si lo juzgamos como un texto que revela honestamente su punto de partida, se convierte inmediatamente en un texto detonante de  un posible y rico aprendizaje.
Por ejemplo, transformamos en preguntas cada intento de afirmación.
- ¿el cine nació en Hollywood? Deberíamos buscar fuentes diversas que lo confirmen o lo desmientan. Con solo un rato de navegación en internet sería suficiente. ¿Dónde realmente nació, en manos de quién, qué hacían sus inventores...?  ¿cuántos años es mucho?  ¿qué pasaba en ese entonces? ¿por qué nació en ese momento y no en otro?... Así hasta cuanto  la persona  quiera saciar un nivel inicial de información. Hasta sienta ganas de saber más.
El siguiente paso es conectar la cineautobiografía y esa pequeña historia general del cine. El juego entre ambos conforman el punto de interés y el punto de necesidad para comenzar a ampliar conocimientos y activar el aprendizaje. 
Podríamos preguntar: ¿Por dónde quieres comenzar a vincular tus gustos o tus intereses biográficos con esa pequeña historia general que has escrito?  ¿Comenzamos por lo que ya sabes? ¿Una película que te marcó? ¿Por un director que tienes más presente?¿Por qué has recordado solo a Bergman o a Spielberg?  O  mejor ¿Comenzamos por lo que desconoces y siempre has querido saber? 
Pongamos que alguien podría decir arbitrariamente:
- Ah, si, siempre he querido saber por qué John Ford es tan importante...
- Pues comenzamos por lo que no sabes. Empecemos por John Ford. ¿Quién era, dónde se ubica en tu texto histórico, en Hollywood o en los autores europeos, antes o después de Bergman y de Spielberg, al comienzo o en el cine de hoy? ¿qué te interesó para que te quedara grabado ese nombre? ¿Tienes alguna imagen de alguna de sus películas? etc, etc.
De esa manera comenzamos por el lado de mayor interés, motivación e intensidad y comenzamos a armar una pequeña pieza de gran puzzle del cine.
3) El cine en el bolsillo.
Tarea 3: pensar una idea, rodarla con el móvil, montarla y compartirla para analizarla luego.
Si bien es una tarea que muchos hacemos diariamente, de lo que se trata es de  ensayar una caligrafía cinematográfica propia. Hacer borradores sobre ideas pequeñas.
Pensar (¿qué voy a grabar, que me apetece, por qué, cómo lo preparo, con qué herramientas planifico, cómo se piensa una pequeña gota de cine?) Rodar  (¿que relación entablo con lo filmado, cuántas maneras hay de grabar el mismo asunto, qué pongo en juego, parecido a quién quisiera componer el cuadro, que límites tiene la tecnología del móvil, qué ventajas?) y Montar (¿Cómo organizo los planos entre sí? ¿Qué dicen cuando se relacionan? ¿Cuántas maneras tendría de organizar el mismo material? ¿Qué quiero decir y qué dicen las imágenes en su totalidad? etc.)
Buscamos que el móvil sea una herramienta que nos ayude a naturalizar los tres tiempos básicos de cualquier práctica cinematográfica.
Como se pueden imaginar en cada paso se ponen en juego un amplísimo sistema de posibilidades. Solo queríamos compartir nuestro punto de arranque por si algún interesado o interesada quisiera embarcarse y probar.
Cada quien es un mundo de sensibilidad y de intereses que cualquier aprendizaje debería potenciar.  No deberíamos ponerlo tan difícil, no deberíamos pensarlo tan lejano, no deberíamos ocultar sus accesos, pensarlo tan industrial, tan portentoso, tan autoral, ni tan sofisticado. 
Concebir el mundo cinematográficamente es un discreto derecho de nuestro tiempo,  curtir los ojos, afinar los oídos, preparar sucesiones de momentos, robarle tiempo al tiempo, extractar de entre el vértigo unos cuadros, unos sonidos, unas fotografías, protegerlos del ruido, del infierno, congelarle, mirarle muchas veces, montar hasta que suden sensaciones, que alegren o maldigan, que protesten o alienten con misterio, los sucesos concretos del pasar de la vida.
Democraticemos el derecho a aprender cine.

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