
Aprovechamos quizá ese curioso veraneo que parece infalible para una parte de la población cada vez más minoritaria, para sumergirnos en nuestras playas privadas de materiales, releyendo apuntes, ordenando películas, agudizando la mirada para que cuando vuelvan esos afortunados veraneantes y cumplan con el manual postvacacional de
“me he despejado” o
“que duro es volver”, pues nos pille con ventaja y sepamos con precisión cómo seguir.
Dicho esto, en ese repaso tranquilo del borbollón de ideas que generó la instalación y puesta en marcha de la
Fábrica de Cine sin Autor desde el mes de mayo, uno de los temas recurrentes en nuestra reflexión es la propia gente y el desafío que supone dejar de ser público para progresivamente volverse cocreadores de cine.
Tema que por recurrente no se agota.
Los autores del
“Nuevo Hollywood” , del que hemos hablado en otras ocasiones, luego de actualizar el análisis sobre la producción llegan en el capítulo final del libro y antes de las conclusiones, al “público”.